Wednesday, March 23, 2016

Dios no es un Dios en quien puedo confiar

“Dios no es un Dios en quien puedo confiar,” fueron las palabras de un expastor que le ha dado la espalda a Dios porque habiéndole rogado a Dios que le resolviera una situación difícil y penosa, Dios no le contestó el grito desesperado de su alma como él deseaba. 

Cuando escuché esto me hice la pregunta ¿Quién es el Dios en el cuál él profesaba creer? ¿Quién es el Dios a quien él predicaba? Pero tan pronto me hice esa pregunta, me surgieron otras.  ¿Cuántos que han profesado creer en el Dios de la Biblia no han pasado o están pasando por una crisis similar? Y ¿Cómo se evita caer en una situación igual? ¿Qué es lo que permite que otros creyentes sufran pruebas extremas y salgan con su fe intacta?

Creo que se puede afirmar que entre otros posibles factores una de las más importantes es nuestro entendimiento del Dios en quien hemos creído.  Digo esto porque puede existir una diferencia entre el Dios que se revela y define en las Escrituras y el Dios en quien hemos creído y a quien definimos de una manera no idéntica a las Escrituras.

Permítame darle un ejemplo para explicar lo que acabo de decir.  La Biblia dice que Dios es bueno en Salmo 107:1 y yo puedo decir lo mismo pero mi definición de un Dios bueno puede ser que sea distinto a la definición bíblica.  La cultura cristiana actual tiende a definir la bondad de Dios en términos de aquello que se nos hace agradable o nos causa placer.  La definición bíblica aunque incluye esto, también abarca el amor de Dios que disciplina a su hijo o le niega aquello que a la larga le va a atrofiar el crecimiento espiritual. ¿Cómo es mi Dios, cómo me lo presentan las Escrituras o hecha a mi propia imaginación?

Las razones de esta divergencia entre la verdad objetiva como presentada en as Escritura y aquella en la que creemos pueden ser varias.
  • Una enseñanza no fiel a las Escrituras que se predica como bíblica.
  •  Ignorancia por falta de enseñanza o tiempo en el conocimiento de la Biblia. 
  • Una falta de interés en estudiar o entender lo que la Biblia me dice de Dios.  (Le dejo la doctrina a los teólogos) 
  • Negar abiertamente la enseñanza de las Escrituras porque no me gusta o no se ajusta a lo que deseo de la vida.  Deseo que Dios se ajuste a mis planes y propósitos.

Cualquiera que sea la razón el resultado puede producir una reacción como la de este expastor.

Sin embargo, siendo que este hombre se dedicaba a estudiar las Escrituras ¿cómo puede creer que Dios no es un Dios confiable?

Vemos en las Escrituras que el Dios que es bueno y que promete contestar nuestras oraciones nunca ha prometido contestarlas de acuerdo a nuestros parámetros de bondad.  El siempre contestará lo que es lo mejor para nosotros según lo que en su omnisciencia y sabiduría sabe que sería lo mejor para nosotros en el marco de su plan divino.  Esto lo vemos ejemplificado en la vida de José1 que siendo vendido por sus hermanos estoy seguro que clamó a Dios exigiéndole saber cómo esto podía pasarle a él siendo un joven fiel en su creencia y amor a Dios lo cual se comprobó en su comportamiento en la casa de Potifar y en la cárcel después.  Pero Dios tenía algo mucho mejor para él que una vida cómoda en la casa de su Padre como el hijo preferido rodeado de su familia.  Dios lo quería usar para la salvación de toda una nación y de la vida de su Padre y sus hermanos.  (Génesis 50:20)

Si Dios no contesta nuestras oraciones como nosotros deseamos, podemos estar seguros que el en sus planes y propósitos a la luz de la eternidad tiene algo bueno preparado para nosotros.  Las Escrituras nos presentan un Dios así.  Si no queremos creer en un Dios así entonces tendremos que buscar un Dios distinto al de las Escrituras pero no acusemos al Dios de las Escrituras de no ser alguien en quien podemos confiar.

Dios no es un Dios en quien se puede confiar, si es un Dios que se define por mis expectativas, pero ¡sí es un Dios en quien puedo confiar si es el Dios de las Escrituras!


1La historia completa se encuentra en Génesis capítulos 37 al 50.