Agradecimiento por beneficios recibidos: la gracia de Dios


Cómo decía de la salvación, que pocas veces damos gracias a Dios por ella, creo que en menos ocasiones damos gracias a Dios por la manifestación de su gracia en nuestras vidas. 

Cuando pensamos en la gracia, en mi experiencia, inmediatamente pensamos en la salvación pero en pocas ocasiones meditamos en las otras manifestaciones de la gracia de Dios en nuestras vidas.

Nos dice en Santiago que toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de nuestro Padre celestial que nunca cambia. (Santiago 1:17).  Toda cosa buena en nuestras vidas, nos dice este pasaje, existe por la gracia de Dios.  Si en verdad creemos en un Dios altísimo, glorioso, santo, inaccesible (aparte de la obra de Cristo), entonces tenemos que, como consecuencia, aceptar que todo viene de Él es por su gracia, porque en si Él no necesita de nosotros.  No hay nada que podamos hacer para ganarnos como merito ninguna cosa buena.  Esto ya lo hemos visto.  Todo entonces es por su gracia.
No será entonces que demos estar agradecidos por la gracia de Dios.

Pablo dice que todo lo que él es, lo es por la gracia de Dios (1 Corintios 15:10). Lo mismo podemos afirmar acerca de nosotros. ¿Tiene usted estudios? ¿tiene carrera? ¿tiene trabajo o no los tiene? de alguna manera es una manifestación de la gracia de Dios en su vida.  ¿Es usted padre? ¿madre? ¿hijo? ¿abuelo?. Por la gracia de lo es.  ¿Es usted hijo de Dios? ¿Es usted miembro de alguna congregación donde se predica la Palabra de Dios? ¿Es usted líder o tiene alguna responsabilidad en la iglesia? ¿Le ha usado Dios para compartir su Palabra y el mensaje de Dios a otra persona? Usted es todo esto por la gracia de Dios.

Por su gracia se suplen nuestras necesidades más básicas. De igual manera, es también por su gracia que Dios nos da bendiciones de las cuales puede ser que no todos o pocos disfrutan. 

En lo personal, entre más pasa el tiempo me he dado cuenta, y me estoy dando cuenta, que mucho de lo que soy y tengo es por gracia de Dios.  Me he dado cuenta que disfruto de muchas bendiciones en mi vida sencillamente porque soy, hasta donde se, un creyente de cuarta generación. Mis bisabuelos, abuelos y padres conocieron de Cristo y vivieron vidas que reflejaron una vida cristiana íntegra.

Como ejemplo pienso en la pregunta que me hizo un adolescente en la iglesia: “¿Cuándo le grita a su esposa, le grita en inglés o en español?”  La pregunta no fue, ¿le grita a su esposa?  Esto me puso a pensar y le contesté: “Nunca le he gritado.”  Después me puse a reflexionar aún más.  Este jovencito pensaba que todos los esposos en algún tiempo le gritan a sus esposas.  Pare mí no es normal.  ¿Por qué la diferencia?  ¿Será que soy tanto mejor que otros?  La respuesta es ¡No”! De ninguna manera.  Lo más probable del porque no le grito a mi esposa es porque nunca vi que mi papa lo hiciera.  Esta bendición, porque lo es, no es por mis propios méritos sino porque en su gracia Dios me dio padres que aprendieron de sus padres a tratar debidamente a sus esposas.

Sin embargo, a la vez podemos decir que si hemos tenido padres que cuidaron de nosotros y nos proveyeron lo necesario para crecer y desarrollarnos no importando que nos hayan demostrado mucho amor, es por gracia de Dios.  Nos ha dado una oportunidad para hacer lo que ellos no hicieron. Tenemos por su gracia el poder para cambiar el rumbo de los que nos siguen.  Tanto una cosa como el amor de los padres como también la falta de ella puede ser por la gracia de Dios usada para bendición en nuestras vidas.  Todo es de su gracia.

Otra bendición que creo necesario ver y que es producto de su gracia es el hecho de que nos usa para dar a conocer su plan de salvación a las naciones.  Por medio de nuestras vidas el ejemplifica lo que quiere hacer en otros.  Somos como dice Pablo en 2 Corintios 2:14 nosotros somos el medio por el cual “manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.”  ¿Qué bendición más grande que esto puede haber?

Pablo también nos dice en 2 Corintios 9:8 que toda buena obra que podamos hacer que agrade a Dios es por su gracia. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.” Así que todo lo que hacemos que puede ser de beneficio para nuestro prójimo o para la obra de Dios es por la gracia de Dios.  Si Dios le está usando de alguna manera para bendición de otros, es por su gracia. 

Pudiéramos seguir dando ejemplos de cómo la gracia de Dios obra en nuestras vidas y debería producir en nosotros gratitud. A la vez esa gratitud debería redundar para la alabanza de nuestro Dios. 

Escuchemos la exhortación que se nos hace a través del apóstol Pablo como se lo hizo a la iglesia de Corinto. “Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. 

Demos gracias a Dios por su sublime gracia.

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