Agradeciendo a Dios sus Bendiciones

Sus Beneficios recibidos (Parte 1)


            Hemos empezado este estudio explorando las razones por las cuales debemos agradecer a Dios.  Hemos visto primero algunas razones negativas (lo que pasa si no estamos agradecidos con Dios) y después las razones que existen en razón de lo que Dios es (sus atributos y naturaleza).  Ahora por fin examinaremos la razón que primero se nos viene a la mente como humanos cuando pensamos en razones por las cuales estar agradecido con Dios – sus beneficios recibidos.
            Es natural que el hombre agradezca a Dios por los beneficios recibidos de su mano y tendemos a definir beneficios como actos o cosas que resultan en algo que nos provee alguna utilidad positiva.  Puede ser algo que deseamos porque lo vemos como algo que nos resultará en una emoción positiva o un mejoramiento de nuestra vida.  ¿Pero, será esto la definición a la vista de Dios? ¿Será posible que a vista de Dios un beneficio sería aquello que a la larga y a vista de la eternidad nos provea alguna utilidad aunque a corto plazo parezca algo malo?
            ¿Dejaría usted que su hijo de dos años juegue con un cuchillo afilado o con algún líquido que sea venenoso?  ¿Se lo dejaría a su hijo aun cuando el niño llore?  Del punto de vista de su hijo usted le está haciendo un mal porque no le está dando lo que él quiere, no le está dando aquello que él piensa que le producirá felicidad.  ¿No será que Dios en ocasiones hace cosas que en nuestra perspectiva limitada parezcan malas pero que en realidad son para nuestro beneficio?
Es por esto que es importante que primero aprendamos a agradecer a Dios por lo que él es en su persona.  Creo que si en verdad llegamos a entender las cosas como las ve Dios entonces empezaríamos por estar agradecidos con Dios por lo que Él es.  Si esperamos estar agradecidos hasta recibir algo de Dios que a nuestra consideración parezca una bendición entonces que pasa si no entendemos las bendiciones que nos otorga porque sus bendiciones no nos parecen como tales.
            Lo cierto es que no todas las manifestaciones de la bondad de Dios se perciben como tal del punto de vista humano.  Veamos un ejemplo bíblico para poner esto en perspectiva.
            Tomemos el caso de José el hijo de Jacob.  José era el hijo de un hombre muy rico y recibió un trato preferencial de parte de su padre porque era el hijo amado, el primogénito de su esposa preferida.  Criado con el confort de un hogar en el que nada le hacía falta y con siervos a su disposición, nunca sintió ninguna necesidad.
            Hasta aquí diríamos, y diría cualquier persona que dice creer en Dios, que José gozaba de las bendiciones de Dios, pero en los planes de Dios, Dios le quería bendecir aún más para bendecir a toda una nación y al mundo entero. 
            Para esto Dios tuvo que mandar a la vida de José algunas bendiciones que del punto de vista humano no eran tales.  Dios movió las circunstancias para que sus hermanos lo vendieran como esclavo a Egipto y estando en Egipto a pesar de que no tenía razón para tratar bien a su amo se condujo de la manera más responsable posible, no buscando agradar a la vista del hombre.  Con todo esto a final de cuentas su amo lo encarceló injustamente y se pasó tres años en la cárcel.
Nada de esto parecería ser motivo para agradecer a Dios. Sin embargo, Dios obró todo esto para beneficio de José y de su familia.  En estas circunstancias aprendió primero a depender de Dios y serle fiel a pesar de tantas situaciones difíciles (Génesis 50:20) y a ver la mano de Dios obrando en los detallas de su vida (Génesis 39:4, 21).  Además, en ese ambiente hostil Dios lo capacito para ser un administrador, un puesto que después obtuvo como segundo del faraón. 
Lo que pudiera haber parecido un trato injusto o castigo de Dios en verdad fue una bendición. 
Hagámonos la pregunta, ¿qué hubiera pasado si José se hubiera amargado y le hubiera dado la espalda Dios por tanta injusticia? ¿Lo hubiera podido usar de la forma en que lo hizo? ¿Hubiera hallado gracia ante los ojos de Potifar y después del faraón?  Lo más seguro es que no sabríamos de la historia de la vida de José y no hubiera sido él el medio para salvar a su familia y a todo el pueblo de Egipto de la hambruna que sobrecogió la tierra en ese tiempo.
Esto no es para decir que José nunca tuvo momentos de duda en su vida y que en momentos no cuestionó a Dios por lo que estaba haciendo.  Sin embargo podemos ver por sus palabras a sus hermanos y por la evidencia en su vida que José era un hombre que confiaba en Dios y esto requería que fuera un hombre agradecido con Dios en medio de todo lo que pasó.  Estoy seguro que no entendió la bendición de ser esclavo y de ser encarcelado hasta que Dios lo ascendió al trono.
¿Será que esos problemas, esas luchas e injusticias en su vida en realidad eran bendiciones envidas por Dios para prepararle para algo más grande, algo más grande no sólo en esta vida sino para la eternidad)?
Si usted solo ve las bendiciones de Dios como cosas “buenas”, más dinero, mejor salud, una vida de confort, el buen trato de otras personas entonces usted luchará con estar agradecido con Dios. Por eso empezamos por ver que debemos expresar nuestra gratitud con Dos por lo que él es.  Si es así entonces entenderemos su bondad, su providencia, su soberanía, su justicia y veremos que sus bendiciones se expresan en una multiforme variedad de conjugaciones adaptadas específicamente a nuestras vidas y los propósitos que Él tiene para nosotros.  A nadie se le presentan de la misma manera.
A un servidor, al estar sufriendo con una serie de problemas de salud que me dejan en ocasiones sin energía y con un sentir de malestar completo en todo el cuerpo tengo que recordar que esto es una bendición de Dios aunque no lo entienda.  Me he propuesto ser agradecido con Dios y es esto que le dio origen a este estudio.  Ha sido todo un proceso de aprendizaje.  Pero en ocasiones se me hace injusto que mi esposa tenga que sufrir porque yo no estoy bien de salud y ver como ella tiene que llevar la carga de mi inhabilidad de poder hacer una multitud de cosas.  Con el paso del tiempo he tenido que entender que esta bendición de un cuerpo que me falla es a la vez una bendición para mí como para mi esposa.  Ella también tiene que sobrellevar esta carga pero de una perspectiva distinta.  Dios tiene otras cosas que le quiere enseñarle a ella y en las cuales Él quiere que se ejercite.

Dios prepara para cada uno de nosotros un programa diferente de capacitación en el la escuela de gratitud.  ¿Qué curso de capacitación le ha preparado Dios a usted? Y ¿Está usted aprendiendo lo que Dios quiere que usted aprenda?  ¿Está aprendiendo la lección de la gratitud?  Yo le animo a que empiece por agradecer a Dios toda bendición recibida de su mano.

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