Por esta causa
también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús,
y de vuestro amor
para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros,
haciendo
memoria de vosotros en mis oraciones.
Pudiéramos
pensar que ya hemos visto suficientes razones para agradecer a Dios pero en su
revelación divina, que sirve como nuestra regla de fe y práctica, nos da a
conocer a través del Apóstol Pablo otra razón que debiera producir en nosotros
gratitud a Dios. Me refiero a algo que
llegó a ser una costumbre para el apóstol Pablo, el dar gracias por lo que Dios
estaba haciendo en la vida de otros.
Creo
que es de vital importancia estudiar esto que le causaba gratitud a Pablo en
razón de que a menos que sea un evento público, no tenemos la costumbre de
expresar nuestra gratitud por otros. Cuando se hace lo que normalmente ocurre
es que agradecemos a la persona por algo que haya hecho y damos gracias a Dios
porque usó a la personal de tal o cual manera, pero poco me ha tocado escuchar
que alguien de gracias a Dios por lo que Dios está haciendo en la vida de otra
persona. Puede ser que demos gratitud
públicamente por algún cambió en la vida de alguien que se está acercando a Dios,
sin embargo, expresamos muy poca nuestra gratitud por lo que Dios está haciendo
en la vida de algún creyente.
¿Porque es tan
importante este asunto? Creo que existen varias razones por las
cuales es importante, aunque no las vemos expresadas abiertamente en las
Escrituras pero si podemos ver que estos principios existen en la revelación de
Dios. Primero, al no agradecer lo que
Dios está haciendo en otros creyentes dejamos de reconocer la obra de Dios en
sus hijos y la manera en que está obrando en aquellos que componen a su cuerpo,
la iglesia. Segundo, porque que creo que
es orgullo lo que nos estorba en agradecer la obra de Dios en y a través de otros.
Por último pienso que existen ocasiones en que no lo hacemos porque no se nos
ha enseñado.
Veamos un poco más a fondo las implicaciones de estas situaciones. Al
pensar en la primera razón que mencionamos, creo que no valoramos lo que Dios
está haciendo en la vida de sus hijos. Por más mínima que sea la obra de Dios
es de vital importancia para el crecimiento de su obra pero no lo vemos así. El crecimiento en la vida de sus hijos afecta
lo que Dios puede hacer aquí en la tierra.
Entre más sus hijos sean controlados por el Espíritu Santo más avanzan y
pueden avanzar el cumplimiento del propósito de Dios de llevar muchos hijos a
la gloria y de ver su nombre enaltecido tanto aquí en la tierra como en el
cielo. Si la carne reina en los hijos de
Dios, su obra se ve estorbada. En razón
de que Pablo vivía para ver que Dios fuera exaltando entre las naciones y para
que su obra se extendiera más y más para la salvación de almas, Pablo agradecía
la obra de Dios en aquellos que habían ya creído en Cristo porque esto
significaba que Dios seguía avanzando en la extensión de su reino y que su obra
continuaría a través de la vida de otros.
Pablo entendía lo que nosotros a veces no vemos, la trascendencia de los
cambios positivos de la vida de los hijos de Dios. Cualquier avance en la madurez de un creyente
avanza la obra de Dios. Esto debería
causarnos gozo porque parte de nuestra razón de existir como hijos de Dios es
ver que la obra de Dios avance. Por otra parte, en razón de la unidad del
cuerpo, mi crecimiento como hijo de Dios se ve afectado por el crecimiento de
aquellos que también son parte del cuerpo. Ningún miembro funciona
independiente de los otros miembros del cuerpo.
Pensemos en la analogía que usa el apóstol Pablo en 1 Corintios 12. El ojo no le puede decir a la mano (1
Corintios 12:21) que no lo necesita. Si
no tuviéramos manos ¿cómo nos daríamos de comer y cómo entonces se nutriría el
cuerpo para que el ojo pudiera seguir funcionando? Si hay personas que siguen vivas sin manos
pero en su mayoría necesitan de la ayuda de otros que si tienen. Ni un miembro ni el otro es más importante
pero lo importante de todo esto es que todos dependemos los unos de los otros y
la salud de uno afecta el otros. De la
misma manera espiritualmente la salud y el crecimiento de cada miembro del
cuerpo de Cristo afecta la totalidad del cuerpo y de manera personal nos beneficia
a cada uno de nosotros. Podríamos decir
entonces que esta pudiera ser una motivación egoísta para agradecer a Dios pero
aun cuando uno mismo está recibiendo bendición de Dios la bendición se extiende
más allá de lo que podamos entender y a final de cuentas es para la gloria de
Dios.
La segunda razón que se mencionó arriba es una razón muy triste. El
orgullo es algo totalmente opuesto al carácter de Dios y de Cristo quien habita
en nosotros por su Santo Espíritu pero tristemente opera a menudo en los hijos
de Dios. La humildad debe ser una de las características del creyente. Sin humildad no podremos agradecer lo que
Dios esté haciendo en y a través de otros y más aún cuando Dios esté haciendo
por la persona lo que no hecho por nosotros o la ha usado de alguna manera que
vemos como más importante que lo que nos ha usado a nosotros. Pablo
nos exhorta a que veamos a nuestros hermanos en Cristo como más importantes que
nosotros mismos, (Filipenses 2:3) pero esto va en contra de la naturaleza
humana. Lo triste es que se ve a menudo
en la iglesia. La envidia y el orgullo no nos permiten ver que otros avancen en
algo que no hemos visto en nuestra propia vida. Cuando Dios hace algo en o a
través de algún hermano que no ha hecho a través de nosotros y pudiera parecer
que la otra persona cobra más atención e importancia que nosotros batallamos en
reconocer esto que Dios ha hecho. Creo que la cura para esto es aprender a dar
gracias a Dios por que en su amor y misericordia ha escogido hacer algo en
alguno de nuestros hermanos en Cristo para su honra y gloria.
Por último quiero que pensemos en otra razón la cual no agradecemos a
Dios por la obra que él hace en otros creyentes: la falta de enseñanza sobre el
asunto y la falta de quien nos ponga ejemplo.
Creo que aun cuando lo vemos al leer las Escrituras no se nos ocurre
hacerlo porque nadie nos ha puesto el ejemplo.
Mucho de lo que hacemos en la vida cristiana lo hacemos porque hemos
visto el ejemplo de ello en la vida de nuestros líderes o algún otro hermano en
la iglesia y porque hemos escuchado alguna enseñanza sobre el tema. Tanto uno como el otro hace falta en la
iglesia de Cristo. Poco se enseñan sobre
la gratitud y el agradecer la obra de Dios en otros y poco se practica en la
iglesia y por lo tanto no vemos el ejemplo y no aprendemos. Sin embargo, la importancia de hacerlo no se
disminuye porque hacerlo cambiará nuestra actitud hacia la obra de Dios y hacia
nuestros hermanos en Cristo.
Usted pudiera pensar en algunas otras razón del porque lo deberíamos
hacer pero creo que estos tres puntos no estimulan el pensamiento lo suficiente
para ver la importancia de este asunto.
En la siguiente parte veremos los ejemplos que nos ha dejado Dios en las
Escrituras en los escritos del apóstol Pablo.
Excelente!!!
ReplyDeleteDios le bendiga
Excelente!!!
ReplyDeleteDios le bendiga
Esperando que te haya sido de bendición.
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