Si vamos a las Escrituras, Dios nos asegura que la vida es corta, aun para los creyentes. “El hombre, como la hierba son sus días: florece como la flor del campo.” (Salmo 103:15)
En esta semana falleció mi cuñada a la edad de 61 años. Como
familia se nos hizo que murió muy joven. Mi hijo murió a los veintiocho años.
Una gran tragedia y demasiado joven. Bueno, a nosotros nos pareció así. Mi hermana murió a los cuatro años y medio.
¿Qué se podrá decir?
Todas estas muertes se nos hacen fuera de tiempo. ¡La gente
debería llegar a la vejez!; pero no, Dios desde el día que nacemos ya tiene
nuestros días contados.
Cuando tomé a mi hijo en mis brazos el día en que nació no
pensé que solo lo disfrutaría veintiocho años. Cuando nació su hija nadie pensó
que solo disfrutaría a su papá seis semanas. A Dios, sin embargo, esto no lo
tomó por sorpresa. Para el mayor bien de
todos ya lo tenía planeado.
Todo esto a nosotros nos parece como tragedia pero Dios nos
recuerda una y otra vez que no tenemos la vida asegurada. Por razón del pecado
la muerte entró al mundo y ahora sufrimos la perdida de seres queridos.
Sufrimos enfermedades y vemos que se nos acorta la vida. Lo cual nos debería
hacer pensar más en la vida que nos espera como hijos de Dios en su presencia e
irnos preparando para esa vida y no aferrarnos tanto a la que disfrutamos hoy.
No que haya algo malo en disfrutar la vida que Dios nos ha dado o buscar
vivirla plenamente para su honra y gloria. Pero aferrarnos a ella como si fuera
todo, y reclamarle a Dios su injusticia cuando nos la acorta, o la vida de
algún ser querido, creo que no debe ser la respuesta de un creyente.
En estos días de pandemia han salido a relucir entre
creyentes mucho de lo que hay en el corazón de cada uno. Veo cristianos que
manifiestan un pavor de enfermarse por el COVID-19. (Cómo familia ya nos pasó.
No es nada que le deseo a nadie.) En últimos términos Dios decidirá si nos
enfermamos o no. Si Dios en su misericordia y en sus planes perfectos para
nuestra vida a si lo dispone, ¿por qué nos resistimos? ¿Será que estamos más
interesados en este mundo, como la esposa de Lot, que en cumplir los planes de
Dios para honra y gloria suya?
Yo no estoy en contra de ser prudentes y precavidos, cuidar
de la salud hasta donde se puede porque Dios me ha dado está vida para vivirla
para él. Sin embargo, lo que me preocupa es el miedo, pavor, o pánico que
algunos están demostrando.
Lo triste es que antes de esta pandemia muchos no vivían
pensando que al salir de su casa pudieran perder la vida por un accidente o un
atropello (a propósito más gente muere en accidentes automovilísticos al año
por accidentes que por el virus COVID-19). No pensaban que pudieran contraer
cáncer sin saberlo y vivir con los días contados. Sin embargo, ahora que el
gobierno ha implementado una campaña para causar temor, le hacemos caso y a
Dios que nos dio el aviso miles de años antes lo pasamos por alto.
Yo no sé ustedes, pero considero a Dios como alguien que me
informa de manera más confiable que los gobiernos de estos tiempos. Mi vida está más insegura si
no la vivo para su honra y gloria.
Tanta gente sin Cristo está viendo con pánico, y ellos
tienen razón para estarlo. Y en este tiempo, ¿nos estamos recluyendo tanto que
no podemos ser de bendición y ayudar a otros? ¿O estamos buscando como ayudar
al prójimo en estos tiempos de necesidad así como Cristo nos mandó?
Conozco un caso de una hermana en Cristo que se enfermó del
COVID19. Su vecina, creyente, se pasó criticándola porque salía en razón de la
necesidad de acudir a los doctores. No hubo ningún creyente, aunque muchos
sabían, que se ofreció llevarla al doctor. Se tuvo que ir en transporte
público, algo por lo cual también la criticaron, y caminar por la calle con
todo el dolor y sufrimiento que estaba pasando. La vecina nunca le mandó un
mensaje preguntándole si le hacía falta alimento o medicamento. Le motivó más
el miedo que el amor de Cristo.
Repito, sí creo que hay que ser precavidos y tener cuidado
no tomando riesgos innecesarios pero no dejar de cumplir el mayor mandamiento
que es el de amarnos unos a otros como Cristo nos amó y se entregó a sí mismo
por nosotros.
Cómo les dije a mis hijos desde temprana edad. No sabes
cuantos años te quedan para vivir. Aún los jóvenes se mueren. Vive tu vida
siempre para glorificar a Dios. Aunque sé que nos soy perfecto, así busco vivir
mi vida. A final de cuentas mi anhelo es vivir en su presencia y llevar a todos
los que se pueda conmigo a la gloria.
Más allá del cielo azul
Cara a cara en plena gloria,
He de ver a mi Jesús.
No comments:
Post a Comment