Sacrificio de Cristo

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: 
Elí, Elí, ¿lama sabactani? 
Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 
(Mat 27:46)

La siguiente porcion escrita por Russell Bradely Jones tomado de su libro Oro de Golgota  (Gold from Golgotha) publicado en 1945 por Moody Press  en su cuarto capítulo me fue de bendición y lo comparto con ustedes para su propia reflexión.  

Me disculpo de antemano que la traducción ha sido rápida por falta de tiempo pero creo que el mensaje se ha de entender y espero si Dios me da tiempo algún día revisarlo con más atención.  Así es que habiendo dicho esto prosigamos.

I. El Sacrificio de Cristo

Estamos en terreno seguro cuando decimos que esta cuarta palabra desde la cruz nos permite penetrar de la mejor manera en el sacrificio que Jesús hizo por los pecadores.  El se sumergió en el mero corazón de las "tinieblas de afuera".  Su terrible agonía corporal fue escondida de los ojos profanos.  Nadie miro las convulsiones físicas del sufrimiento vicario.  Pero su grito huérfano nos dice todo lo que necesitamos saber.

Por una parte nos dice algo sobre la distancia que el viajó para salvar al hombre.

Los escritores inspirados nos aseguran que este Salvador comenzó su jornada en busca de los perdidos --  dese el trono celestial mismo, y él no alcanzó su necesidad y la mía ¡hasta que llegó al lugar de desamparo divino!  Sólo allí, en la oscuridad externa del olvido de Dios, pudo el Viajero Celestial alcanzar su destino final.  Todo el tiempo Él estuvo consciente que ese era su destino.  Deliberadamente el partió hacia esa meta.  El no fue sorprendido, ni se volvió de un camino derecho que le guiaba del trono al pozo.

La Palabra declara esta verdad de muchas maneras.  Es tan importante que no debe pasarse por alto ni mal interpretarse.

En la ceremonia levítica, cada israelita había visto el pecado del pueblo simbólicamente puesto en la cabeza del macho cabrío expiatorio que después era arriado al desierto desolado.  Ese era un cuadro del Salvador cargando los pecados del mundo al olvido agonizante de la condenación de la divina justicia.  ¡Jesús es nuestro macho cabrío expiatorio!

En el evangelio según San Lucas hay una hermosa historia del Buen Pastor buscando la oveja perdida.  No muchos de nosotros vemos en este cuadro más que el Pastor regresando con la oveja maltratada en sus hombros.  Pero el punto culminante de la parábola es el punto donde Él encontró la oveja.  Ese fue el lugar del cuerpo maltratado y sangriento del Pastor.

Pero nadie de los redimidos nunca supo
Cuan profundas aguas fueron las que se cruzaron
Ni que tan oscura la noche
Que el Señor atravesó
Antes que encontrara Su oveja que había perdido.
- Elizbeth C Clephane. (Traducido)

Pablo en Filipenses 2:5-8 nos presenta un cuadro de esta jornada.  De acuerdo a la traducción Weymouth:  "Desde el principio Él tenía la naturaleza de Dios.  Aun así Él no consideró su igualdad con Dios como cosa de la cual el se debía aferrar.  No, el se despojó a si mismo de Su gloria, y tomo sobre si la naturaleza de un siervo al hacerse hombre como otros hombres.  Y siendo reconocido como verdaderamente hombre, Él se humilló a si mismo y se dignó morir y aun siendo muerte de cruz." (traducción mía)

Puede ser que II Corintios 5:21 lo hace aun más gráfico.  "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."  Los que conocen de retórica nos dicen que "por nosotros lo hizo pecado"  es una figura de dicción llamada una metonimia.  El significado no es que lo hizo ser un sacrificio por el pecado, ni un pecador, sino el representante del pecado.  Como explica Vincent, "Sobre él, de manera colectiva cayeron las consecuencias del pecado en su sufrimiento de 'tal contradicción de pecadores contra sí mismo,' "  (Heb 12:3) (Vea Word Studies in the New Testament, Vol. III, p. 321)

Pero  no perdamos de vista el significado de ese versículo.

Nombre sus pecados uno por uno:  fornicación -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Inmundicia -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Lascivia -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Idolatría, hechicerías, enemistades, contienda, celos, iras, disensiones, divisiones, partidos, envidias, borracheras, orgías, y tales cosas -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Tal declaración deja la mente exhausta.  Piense en reunir todo el pecado de la humanidad en un sólo montón.  ¡Que horrenda masa de maldad! Jesús descendió para representar esa masa horrenda para que Dios la pudiera borrar en una condenación comprensiva y suficiente.  Y nunca se nos olvide que no fue suyo propio, sino la masa de corrupción tuya y mía con la cual él mismo se identificó y por la cual sufrió.  No es de sorprenderse entonces que salió tal grito por sentir el desamparo divino en ese sacrificio.  Él no tenía obligación de hacerlo.  Él sólo lo hizo por amor a nosotros.
A medida que Jesús viajaba por la tierra, extendió una invitación amplia a los pecadores, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mat 11:28)
¡Vengan publicanos! ¡Vengan prostitutas! ¡Vengan blasfemos! ¡Vengan homicidas! ¡Vengan pecadores! “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” (Juan 6:37).   "

"¿Quiso Jesús decir que él personalmente sufriría toda la agonía que ellos merecerían en el castigo de sus pecados?  ¿Quiso él significar que él mismo soportaría la tarea humanamente imposible de sufrir una infinita carga de pena en un período finito de tiempo?" (Chirst Crucified de Schilder.)  ¿Quiso él decir que él sufriría el castigo eterno por la culpa de todos los pecadores en el tiempo comprimido de la cruz?  ¡Sí, eso fue lo que quiso decir!  De la misma manera en que la justicia exigía que ellos sufrieran hasta el fin de la eternidad, ahora demandaba que él sufriera la infinita carga de agonía.  Ser desamparado por ]Dios describe esa pean infinita.  Cuando el gritó, "Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado?  Mi infierno, y su infierno estimado lector, todos los infiernos de todos los pecadores culpables estaban quemando su fuego sobre él.  Él pagó el precio, no por si mismo, sino por cada uno de nosotros de manera individual, personal, y en particular.



No los clavos, sino su maravilloso amor por mi,
Mantuvo a mi Señor en la Cruz del Calvario
¿Qué poder pudo detenerlo allí --
Todo mi pecado y vergüenza para cargar?
No los clavos, sino su maravilloso amor por mi. 
Autor Anonimo


II. El Tormento del Infierno

Un ministro en una ocasión estaba predicándole a un a congregación de pescadores ingleses.  Su tema era la Justificación y él estaba intentando que quedara claro y se entendiera la obra de Cristo en la cruz.  Hizo una pregunta, "Ahora, podrá alguien decirme en sus propias palabras, ¿Qué fue lo que el Señor Jesús hizo en la cruz?"  Un pescador viejo, con lagrimas en sus ojos, miró al predicador y le contestó, "Hizo un intercambio conmigo."

Si, una vez el grito solitario de Emanuel ha sacudido el universo -- 
Subió solo, sin echo, "Mi Dios he sido desamparado"
Subió de los labios del Santo rodeado de su creación perdida
Entre aquellos de los perdidos, ningún hijo debería usar esas palabras de desolación.
Elizabeth Barrett Browning

En la agonía de Jesús, entonces tenemos una indicación gráfica de la naturaleza del tormento del infierno.  Si él estuvo allí en mi lugar, como mi representante, obrando a mi favor, entonces la agonía que el aguantó en el proceso sustitucionario es la agonía que yo debo soportar en el infierno si rehusó que el me sustituya.  Sus dolores, su grito de soledad, su agonizante pregunta desde la cruz son, después de todo, las manifestaciones proféticas de lo que les aguarda a los pecadores destinados a la condenación eterna de su culpa a la que no han renunciado.

Será entonces para nosotros de interés ver este tormento, no en un espíritu de curiosidad morbosa, sino para que seamos advertidos de lo que significa rechazar el medio de escape que él nos ofrece de todo esto. Es muy probable que él permitió que ese grito escapara de sus labios con este mismo propósito.

El sufrimiento físico de la cruz sólo era un símbolo de algo peor. La oscuridad puede ser que haya sido enviada para esconder esto con el fin de que nadie se equivocara en pensar que el sufrimiento físico era toda la agonía que se había de sufrir por el pago del pecado.

Visto del punto de ventaja de lo que sufría Cristo, el tormento del infierno tiene dos aspectos:

La primer aspecto de su tormento se ve sugerido en el grito del Salvador, "¿Por qué?"  Por qué es el enigma de una situación sin esperanza.  Es la pregunta de un corazón confuso.  Es la indicación que problemas insuperables envuelven a la mente.  La mentalidad no puede ver a través del laberinto.  Aquella parte de la personalidad que controla la acción, el sentimiento, el deseo, se ve desorganizado y la pregunta para siempre sigue sin contestar.  Ninguna voz del cielo o de la tierra se ofrece para desenredar la maraña.  La existencia ha de existir por siempre siendo un enigma que no se resuelve, como una pesadilla atormentadora que nunca encuentra el alivio de una amanecer refrescante.  Esa es una parte del infierno que los no salvos tendrán que sufrir.  Jesús quiere que lo veamos.  Por esta razón lanza su enigmático "¿por qué? contra el cielo endurecido.  Nada ocurre más que el echo  -- ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?

El tormento de mental es mucho más serio que la agonía física y hay abundancia de comprobaciones que una mente cansada, distraída, desorganizada es una de las consecuencias del pecado.  Los psicólogos descubrieron eso hace mucho tiempo. 

El segundo aspecto de la agonía del infierno que aquí se demuestra se ha de ver en las palabra del Señor "desamparado".  Desamparado es una de las palabras más tristes en cualquier idioma.  En el griego se compone de tres palabras: dejar, significando abandonar; abajo, sugiriendo derrota o impotencia; y en, refiriéndose al lugar o circunstancia.  "El significado total de la palabra es el acto de abandonar a una persona en un estado de derrota o impotencia en medio de circunstancias hostiles." (Bypaths in the Greek New Testament, por Kenneth S. Wuest, p.87)

Durante todo su ministerio Jesús había sabido lo que era ser desamparado.  Muy temprano los miembros de su familia lo dejaron,  Nazaret, su pueblo de nacimiento, lo abandonó. La nación que él vino a salvar lo desamparó, En la cruz, sus discípulos lo abandonaron.  En cada instancia él podía ir en busca de la tierna, sanadora comunión de su Padre celestial.  En cada instancia -- ¡hasta ahora!  Ahora, Dios se aleja de él.  Retira la luz del sol.  Retiene su consejo amante.  Le niega su presencia.  No me pida que lo explique.  No puedo.  Es un misterio.

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