Tiene tiempo que algo
me ha venido molestando y es la cantidad de selfies que se suben a los muros
del Facebook por mis hermanos y hermanas en Cristo. Me preguntas ¿Por qué te
molesta si tú mismo subes selfies al Facebook? Me he hecho la misma pregunta y
quiero argumentar el por qué y la diferencia en que veo, no solo entre los míos
y los que me molestan, sino entre los que me incomodan y otros tantos que veo
en la red que no me causan problema.
Empezaré a describir los selfies que me producen una
perturbación. Son aquella fotos que las
personas se toman de sí mismas y que dicen mírame,me veo bien o mira lo guapa o
guapo que soy.
Veo jóvenes que suben
fotos que los presentan como guapos o fuertes mostrando el avance que han
tenido en el gimnasio. El enfoque es en
la cara o cuerpo. Me dicen, “mírame, soy alguien que valgo algo porque me veo
bien.” Puede ser que la suben a su muro porque nunca verán su cara en la
portada de una revista. Lo hacen donde saben que muchos la han de ver. Las suben a las redes sociales esperando
alguna reafirmación de sus amigos o del público de que sí son importantes
porque se ven bien. Pero no solo son los
varones. Lo cierto es que la mayoría de
los casos que veo son de hermanas cristianas en poses “sexy” buscando lo mismo.
A diferencia, los
selfies que no me causan preocupación, son los selfies donde la persona está
publicando algún evento especial en su vida o la vida de otra persona. El mensaje que emiten estos auto retratos es
muy diferente. No llaman la atención al
físico de la persona sino al evento.
Confieso que he publicado mucho selfies de esta naturaleza para dar a
conocer lo que Dios está haciendo en mi vida o en el ministerio que tengo.
Quiero que otros compartan conmigo algún evento especial que tuve con algún
amigo o con la familia o algo que Dios ha hecho con el fin de animar a otros en
la fe. De la misma manera, veo que otros hacen lo mismo queriendo compartir con
sus amigos lo que están disfrutando, siendo algo que quieren celebrar. Veo la validez de este tipo de selfies y no
los estoy criticando.
Sin embargo,
regresando al primer tipo de selfies, no sólo es mi percepción sino algo que se
está estudiando y la sociedad está reconociendo como un problema. Muchos
selfies son el producto de un narcisismo creciente. “Según un estudio llevado a cabo por el equipo
de investigadores de la Ohio State University en Estados Unidos asegura que la
tendencia cada vez más creciente sobre las slefies, podría estar motivada por
un trastorno social. Los varones que
suben más auto retratos a las redes sociales están relacionados con narcisismo
y psicopatía.[1] Aunque este articulo habla de los hombres hay
otros tantos que dicen lo mismo de las mujeres.
La Biblia nos habla de la gente
narcisista, los amadores de sí mismos, y no los presenta como personas con las
que se debería identificar el creyente. “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos.” 2 Timoteo 3:2 Puede ser que no han llegado a
ser todo lo que dice este versículo pero por allí empieza el deslice.
El narcicismo es una ocupación con uno mismo que va en contra de lo que
nos enseñan las Escrituras. El Señor
Jesucristo, quien es nuestra vida y debe ser nuestro ejemplo, se conoció por su
interés constante en otros y no en sí mismo.
Él dijo de sí mismo: “Porque el hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Marcos
10:45, y en Juan 5:30: “Porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que
me envió, la del Padre.” Cuando Pedro reaccionando a la revelación por Cristo
de que iba a sufrir y morir dijo: “¡Quítate de delante de mí,
Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino
en las de los hombres.” ¿Por qué? Porque el interés de Cristo no estaba en sí
mismo sino en hacer la voluntad de Dios. Su interés no estaba en sí mismo ni su
bienestar.
Como hijos de Dios deberíamos estar tan
consumidos por hacer la voluntad de nuestro Dios y buscar el bien de nuestro
prójimo que no nos enamoremos locamente de nuestra apariencia. El apóstol Pedro habla de esto cuando le
escribe a las mujeres: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, sino el interno, el
del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que
es de grande estima delante de Dios.” 1 Pedro 3:3-4 La otra enseñanza que
encontramos en estos versículos es que Dios se interesa más en nuestro carácter
y no la apariencia externa.
Por otra parte si la motivación es recibir el
aplauso de los demás, que las demás personas ratifiquen que me veo bien o
guapo/a entonces hay otros problemas. Primero
demuestra una inseguridad con el valor que tengo como persona y como hijo de
Dios. No estoy seguro del amor
incondicional que tengo en Cristo. Estoy dudando de que Dios me valora
desmedidamente no importando que tan bien me veo o que tanto me quieran las
personas basadas en mi apariencia. No
reconozco el inmedible valor que tengo no importando mi físico o mis
habilidades. Dios me ama tal y como soy,
obviamente quiere que cambie pero en el interior y en mi amor para Él.
Por otra parte, muestra que he aceptado la
filosofía de este mundo de que el valor de las personas radica en sus logros o
su belleza como la mide el mundo mismo. Hemos
aceptado que las cosas de este mundo valen más que las eternas. Le damos un
valor desmedido a este cuerpo, que si es dado por Dios pero que se va a quedar
en polvo. ¿Qué pasará el día en que me pase algo y la belleza física se
termina? ¿Seguiré subiendo selfies a las redes sociales? ¿Me deprimiré porque
mi cara se ve dañada por alguna cicatriz o se llena de arrugas o esos músculos
tan atractivos ya no lo son?
Si mi valor se mide en términos de lo que vemos con los ojos hemos
olvidado lo que Dios en verdad valora. “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su
estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre;
pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el
corazón.” 1 Samuel 16:7 Mi pensamiento
entonces necesita alinearse al pensamiento de Dios y como es que Él me ve y me
valora.
Cuidémonos
de seguir los patrones del mundo y enfoquémonos en el amor que Dios nos
tiene. No nos amemos indebidamente a
nosotros mismos sino enfoquémonos en amar y glorificar a Dios y amar a las
personas como Él las ama, buscando un cambio interior no importando el exterior
de las personas. Tengamos nuestra confianza puesta en Él y no en nosotros
mismos.
[1] Lo que ocultan los hombres detrás
de sus selfies. Vistazo. Vierenes,
02 de septiembre de 2016. Vistiando en XX 16 de septiembre 2019.
No comments:
Post a Comment