El agradecimiento y la Verdad
Pablo
escribió “Dad gracias en todo,
porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús,” ( I
Tesalonicenses 5:18 ) y le escribió a
los de Filipos, “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses
4:4). Uno se pregunta cómo fue que
Pablo, de entre todos los apóstoles pudo haber escrito estas palabras.
El escribe que “De los judíos cinco veces he
recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una
vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado
como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos,
peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles,
peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros
entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y
sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que
sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.” (2 Corintios
11:24-28) Por más que hayamos sufrido no
creo que la mayoría de nosotros pudiéramos decir que hemos sufrido algo
parecido.
¿Cómo es que Pablo pudo haber
escrito que tenemos el deber de dar gracias a Dios en todo con tanta
convicción? ¿Cómo puede ser la voluntad
de Dios? ¿Cómo quiere Dios que seamos agradecidos en medio de situaciones tan difíciles?
¿Tenemos un Dios tan insensible?
Lo cierto es que Pablo pudo escribir
estas palabras porque él conocía la verdad.
Pablo por su estrecha relación con Dios pudo entender que las
circunstancias de esta vida puede ser que parezcan adversas pero en el gran
plan de Dios la realidad es otra por completo.
El entendió como los atletas que para alcanzar la meta en los juegos
olímpicos la vida no puede pasarse de una manera placentera. Requiere de mucho esfuerzo, disciplina,
sacrificio y hasta dolor físico.
Si nuestra meta es de mayor
importancia y valor que una medalla de oro, entonces podemos entender que Dios
permite que sus hijos “sufran” y sean disciplinados en esta vida con el fin de
alcanzar algo mucho mejor en la eternidad. Si la vida que Cristo nos ha dado es
en verdad vida eterna, entonces el enfoque de nuestros esfuerzos y nuestra
atención no debería ser en lo que se vive en este plano sino en la preparación
que es para la vida que aun nos espera en la presencia de Dios.
Como dice Pablo en la epístola a
los Romanos: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia,
prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado.” (Romanos 5:3-5)
Estoy de acuerdo que no siempre
podemos entender lo que Dios está haciendo.
El sufrimiento por el cual estamos pasando puede ser un misterio. ¿Cómo puedo entender el propósito por el cual
Dios permite que una pequeña niña de cuatro años y medio muera de cáncer y que
pocos meses después su hermanito que venía en camino muera en parto? Cosas como estas no se entienden y sin
embargo el mandato de dar gracias a Dios en medio de estas circunstancias sigue
en pie.
Lo cierto es que aun cuando no
entendemos el porqué de cada circunstancia, si podemos conocer el Dios que
controla las circunstancias y sabemos que es un Dios sabio y amoroso. Todas las cosas en verdad nos ayudan a
bien. Estas palabras no son solo para
tratar de consolar a otros sino una verdad profunda. Dios nos está preparando para una vida en un
plano superior y sabe exactamente lo que pide la recta. Todos los ingredientes amargos por separados
juntos harán uno de estos días un postre delicioso de lo cual estaremos
disfrutando.
Dad gracias en todo. No solo un buen consejo sino un mandato de
nuestro Dios. Considere, ¿si no damos
gracias, será que como niños mimados nos estamos rebelando contra un Padre
lleno de amor que quiere lo mejor para nosotros y que nosotros sólo deseamos
aquellas golosinas que a la larga nos harán daño?
¿Qué querrá decir Cristo cuando dijo, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres? ¿Será que incluye ser liberados de una perspectiva incorrecta de este mundo y poder ver lo que Dios está haciendo y por lo tanto podemos estar agradecidos en todo?