Thursday, July 28, 2016

La necesidad de hacer el llamado al servicio



Estimados Consiervos,

Que gusto me da poder saludarles de esta manera.  Dios no me dio la oportunidad de disfrutar la convención con ustedes, aun cuando si me dio la oportunidad de saludar a algunos de ustedes.  Espero que de alguna manera la convención les haya sido de bendición.

El motivo de esta carta es de animarles en la obra a la cual Dios les ha llamado.  Yo estoy convencido que no existe un mejor llamamiento que el ser llamado a difundir el mensaje tan glorioso que se nos ha encomendado de la salvación en Cristo Jesús.  

Me da tristeza, pero a la vez entiendo, cuando veo pastores que están cansados o desanimados en la obra.  Ese cansancio y desánimo es de esperarse.  Aun el apóstol Pablo sufrió cansancio. 2 Corintios 11:28: “y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.”  Y Elias sufrió desánimo.  Sin embargo no perdamos de vista la meta a la cual hemos sido llamados.

¿Por qué menciono esto? porque a veces me pregunto si no nos conformamos con solo hacer lo que se requiere y no forjamos nuevos caminos dirigidos por nuestro Señor en razón de que pensamos que vale la pena.  “Ya lo hemos intentado tantas veces y mira dónde estamos.”  Pero también me hago la pregunta porque no veo que estemos animando a otros a enlistarse en las filas del Señor.  Cristo nos dijo que debemos rogar al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.  Junto con esto se requiere que expongamos la necesidad y hagamos el llamado en nombre de Cristo que otros se enlisten en las filas del Señor.

La idea de esta carta viene porque una hermana, que ha respondido al llamado de orar para que Dios levante más obreros para la mies y está orando para que Dios nos mande por lo menos 20 nuevos alumnos para este año que entra, me llamó esta mañana.  Me dijo, “Dios ha puesto en mi corazón que necesitamos animar a nuestros pastores a que expongan con frecuencia la necesidad de más obreros.  Ella sugería una vez al mes.  Le dije que les escribiría una carta y se los expondría, porque a mí también me preocupa la falta de pastores capacitados en México. 

Les animo hermanos que prediquen de la necesidad que existe de pastores y de la necesidad de obedecer al llamado de Cristo.  Nuestro México se está consumiendo por la violencia. La gente se está muriendo sin Cristo y nosotros tenemos la respuesta.  ¿Estaremos cómodos con nuestras iglesias como están o queremos ver más gente ganada para Cristo?  Si llegan a salvarse más almas habrá necesidad de más obreros y ¿de dónde vendrán?

Mi deseo es ver a un México y a un mundo cambiado por Cristo.  Animemos a la iglesia a cumplir con la gran comisión.  Oremos para que Dios envíe obreros a la mies.  Hagamos conocer la necesidad.

Dios les bendiga grandemente en esta obra tan preciosa a la cual Él nos ha llamado.

Wednesday, March 23, 2016

Dios no es un Dios en quien puedo confiar

“Dios no es un Dios en quien puedo confiar,” fueron las palabras de un expastor que le ha dado la espalda a Dios porque habiéndole rogado a Dios que le resolviera una situación difícil y penosa, Dios no le contestó el grito desesperado de su alma como él deseaba. 

Cuando escuché esto me hice la pregunta ¿Quién es el Dios en el cuál él profesaba creer? ¿Quién es el Dios a quien él predicaba? Pero tan pronto me hice esa pregunta, me surgieron otras.  ¿Cuántos que han profesado creer en el Dios de la Biblia no han pasado o están pasando por una crisis similar? Y ¿Cómo se evita caer en una situación igual? ¿Qué es lo que permite que otros creyentes sufran pruebas extremas y salgan con su fe intacta?

Creo que se puede afirmar que entre otros posibles factores una de las más importantes es nuestro entendimiento del Dios en quien hemos creído.  Digo esto porque puede existir una diferencia entre el Dios que se revela y define en las Escrituras y el Dios en quien hemos creído y a quien definimos de una manera no idéntica a las Escrituras.

Permítame darle un ejemplo para explicar lo que acabo de decir.  La Biblia dice que Dios es bueno en Salmo 107:1 y yo puedo decir lo mismo pero mi definición de un Dios bueno puede ser que sea distinto a la definición bíblica.  La cultura cristiana actual tiende a definir la bondad de Dios en términos de aquello que se nos hace agradable o nos causa placer.  La definición bíblica aunque incluye esto, también abarca el amor de Dios que disciplina a su hijo o le niega aquello que a la larga le va a atrofiar el crecimiento espiritual. ¿Cómo es mi Dios, cómo me lo presentan las Escrituras o hecha a mi propia imaginación?

Las razones de esta divergencia entre la verdad objetiva como presentada en as Escritura y aquella en la que creemos pueden ser varias.
  • Una enseñanza no fiel a las Escrituras que se predica como bíblica.
  •  Ignorancia por falta de enseñanza o tiempo en el conocimiento de la Biblia. 
  • Una falta de interés en estudiar o entender lo que la Biblia me dice de Dios.  (Le dejo la doctrina a los teólogos) 
  • Negar abiertamente la enseñanza de las Escrituras porque no me gusta o no se ajusta a lo que deseo de la vida.  Deseo que Dios se ajuste a mis planes y propósitos.

Cualquiera que sea la razón el resultado puede producir una reacción como la de este expastor.

Sin embargo, siendo que este hombre se dedicaba a estudiar las Escrituras ¿cómo puede creer que Dios no es un Dios confiable?

Vemos en las Escrituras que el Dios que es bueno y que promete contestar nuestras oraciones nunca ha prometido contestarlas de acuerdo a nuestros parámetros de bondad.  El siempre contestará lo que es lo mejor para nosotros según lo que en su omnisciencia y sabiduría sabe que sería lo mejor para nosotros en el marco de su plan divino.  Esto lo vemos ejemplificado en la vida de José1 que siendo vendido por sus hermanos estoy seguro que clamó a Dios exigiéndole saber cómo esto podía pasarle a él siendo un joven fiel en su creencia y amor a Dios lo cual se comprobó en su comportamiento en la casa de Potifar y en la cárcel después.  Pero Dios tenía algo mucho mejor para él que una vida cómoda en la casa de su Padre como el hijo preferido rodeado de su familia.  Dios lo quería usar para la salvación de toda una nación y de la vida de su Padre y sus hermanos.  (Génesis 50:20)

Si Dios no contesta nuestras oraciones como nosotros deseamos, podemos estar seguros que el en sus planes y propósitos a la luz de la eternidad tiene algo bueno preparado para nosotros.  Las Escrituras nos presentan un Dios así.  Si no queremos creer en un Dios así entonces tendremos que buscar un Dios distinto al de las Escrituras pero no acusemos al Dios de las Escrituras de no ser alguien en quien podemos confiar.

Dios no es un Dios en quien se puede confiar, si es un Dios que se define por mis expectativas, pero ¡sí es un Dios en quien puedo confiar si es el Dios de las Escrituras!


1La historia completa se encuentra en Génesis capítulos 37 al 50.

Thursday, December 11, 2014

Celebrando a la Virgen de Guadalupe: ¿Y qué tal si se cumple el milagro?

Celebrando a la Virgen de Guadalupe:
¿Y qué tal si se cumple el milagro?

     Hoy en las noticias escuchaba a un sacerdote que hablaba de todas las cosas maravillosas y milagros que han ocurrido en torno a la imagen de la virgen de Guadalupe.  Decía que en una ocasión le cayó a la imagen ácido muriático y que solo se restauró la imagen.  También decía que en el iris del ojo está plasmada la escena donde Juan Diego se presenta ante el obispo con la imagen estampada en su tilma.

     Yo sí creo que los milagros ocurren y que su origen no siempre es Dios.  Cuando Dios mandó a Moisés a presentarse ante el faraón, le dio unos milagros que hacer para comprobar que él venía departe de Dios.  Sin embargo, los magos del faraón duplicaron los milagros.  Ellos también tiraron sus varas en el suelo y se convirtieron en serpientes.  Moisés, ni en ninguna parte de la Biblia, rechaza que haya sido un milagro pero no era de Dios.  La serpiente (vara) de Moisés se traga a las otras serpientes.

     Puede ser que los milagros en torno de la virgen de Guadalupe sean ciertos, por otra parte pudieran ser inventos de hombres.  Sería difícil comprobar.  Pero supongamos que si sean milagros, aun así la Biblia condena la veneración y adoración que se le rinde a esa imagen.  En Deuteronomio 13:31-34 nos dice:

Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.

     Si los milagros son ciertos entonces no son de Dios porque no están llevando a la gente a adorar más a Dios.  Le están poniendo más atención a la virgen y esto Dios lo condena.

          El peligro que veo no solo es para aquellos que siguen a la Virgen de Guadalupe, sino para todos los que hoy en día se emocionan porque ven que alguien hace milagros.  ¿Nos estaremos dejando desviar para adorar a otra cosa o a otra persona más que a Dios?

          Que Dios nos mantenga fieles a su palabra y que en estas fechas nuestra adoración sea sólo para él.



Sunday, September 7, 2014

         La Gratitud y la Justicia de Dios 

          El mundo en que vivimos sufre por la injusticia.  A menudo escuchamos de personas que han sido maltratadas por las autoridades mismas que nos deben de brindar protección y de ricos y pobres que se aprovechan de su prójimo y el crimen queda impune.

          Todos deseamos verdadera justicia, pero no se ve ni parece haber indicios de que lo veremos en nuestro mundo.

          “La organización Transparencia Internacional publicó . . . su Índice de Percepción de la Corrupción 2013 y ubicó a México en el lugar 106 de 177 naciones, lo que lo coloca como uno de los países más corruptos para el organismo.”[1] Esto nos indica la situación actual de nuestro país.  Según el mismo artículo, todos los países sufren de corrupción.  Porque esto ha sido un problema desde el comienzo de la historia humana, Dios en las leyes del Antiguo Testamento advirtió a Israel que no cometieran prácticas corruptas ni en el comercio ni en el proceso de justicia: “Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.” (Deuteronomio 25:15)
La esperanza que tenemos nosotros como hijos de Dios es que nuestro Dios es justo y cuando todo se haya hecho y dicho su justicia prevalecerá. Esto nos debería producir gratitud.  Nuestro Dios no es como los otros dioses que tuercen el ejercicio de la justicia tomando cohecho -- o que nombre le podemos poner al hecho de que los dioses le hacen bien a sus devotos a cambio de una ofrenda o sacrificio. “Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho.” (2 Crónicas 19:7)

          En las Escrituras no parece haber una exhortación de agradecer a Dios por su justicia a diferencia de otros de sus atributos que hemos visto.  Sin embargo, creo firmemente que lo vemos como algo implícito en las enseñanzas de la Palabra de Dios.  Veamos que existen varias razones por las cuales podemos estar agradecidos con nuestro Dios por el hecho de que Él es justo.

          Empezaremos por ver que su justicia, como dijimos, prevalecerá para los que son sus hijos al final de los tiempos.  En el presente aun los hijos de Dios sufren injusticias y parece ser, que como el salmista nos preguntamos dónde está Dios cuando todo esto pasa. Es mi opinión que una de las  razones por las cuales se escribió el libro de Apocalipsis fue para darnos una esperanza que al final de los tiempos Dios y su justicia reinarán en este mundo y por toda la eternidad.  Vemos en este mismo libro que hay aquellos hijos de Dios, como en nuestros tiempos, que están pidiendo que se haga justicia. “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis 6:9-10).  Junto con ellos hay muchos que en nuestros tiempos de manera injusta son torturados y muertos y cuyo único crimen es creer en Cristo Jesús como su Salvador.  ¿Hay justicia para ellos? Podemos decir con toda certeza ¡Sí! Nuestro Dios es justo y no pasará por alto esto que los hombres hacen. 

          Creo que a medida que se acercan los tiempos finales es importante que recordemos esto porque la Palabra de Dios le promete sufrimiento al cuerpo de Cristo antes que Él venga.  En vista de esto podemos vivir seguros de que Dios es un Dios justo. Debemos ofrecerle nuestra gratitud porque Él es un Dios que no se olvida de nosotros ni de la injusticia que sufrimos nosotros o nuestros hermanos en Cristo.  A final de cuenta Dios hará justicia y lo hará de manera perfecta.

          También debemos estar agradecidos con Dios porque en su trato con nosotros Él es justo.  Esto lo podemos ver en varios ámbitos de nuestra relación con Él.  Empecemos por ver su justicia en relación con nuestra salvación.
          Según Romanos 3:26 Dios en su salvación es justo y “el que justifica al que es de la fe de Jesús.”  La salvación que Dios nos ofrece no hace a un lado la justicia y es por esto que Dios en Cristo tuvo que cargar en su persona la culpa de todos nosotros: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Corintios 5:21) A la vez para aquellos que aceptan este sacrificio a favor de sí mismos, Él les ofrece una santidad perfecta: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” (Hebreos 10:14)
Sin esta satisfacción completa de la justicia divina no se podría de manera justa impartir una santidad perfecta, la cual se requiere para entrar a la presencia de Dios. Esta es una definición de una salvación completa porque sin santidad no podemos ver a Dios y ser restaurados Su plan perfecto. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (Hebreos 12:14). 

          No es esto algo glorioso.  Si Dios de manera injusta ofreciera la salvación al mundo, no podríamos nunca estar seguros de las condiciones por medio de las cuales pudiéramos alcanzar esa salvación, como tantos que en otras religiones buscan la salvación pero nunca están seguros de ella.  Volvemos a hacernos la pregunta, cuantas misas se tendrán que ofrecer para asegurar la salvación o que tantas penitencias antes de estar verdaderamente seguros del perdón.  Solo Dios, porque es justo, nos puede asegurar la salvación.  El pecador arrepentido puede saber con certeza que sus pecados han sido perdonados y que ahora es hijo de Dios porque en su justicia Dios ha cumplido con todas las exigencias de Su ley y nunca cambiará las condiciones bajo las cuales Él ofrece a toda la humanidad la salvación. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1Jn 1:9)Es por eso que decimos que esto es algo glorioso y como consecuencia algo por lo cual, como ya dijimos, debemos agradecer a nuestro Dios.

          No es solo en la salvación que Dios nos trata con justicia.  Dios juzga a toda la humanidad con su justicia y pesa el valor de cada una de nuestras acciones de la misma manera.  Esto también debe traer un sentido de seguridad para los que reflexionan en ello.  Sabemos que Dios juzga y al juzgar lo hace de manera justa. “Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con rectitud.” (Salmo 98:9) Nunca se desvía ni a la derecha ni a la izquierda.  Si conocemos su Palabra y su ley sabemos exactamente lo qué podemos esperar de Él.  Nunca habrá sorpresas. Por una parte esto es motivo de gratitud y como este Salmo lo expresa, por esta razón
Cantad alegres a Jehová, toda la tierra;
Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos.
Cantad salmos a Jehová con arpa;
Con arpa y voz de cántico.
Aclamad con trompetas y sonidos de bocina,
Delante del rey Jehová.
Brame el mar y su plenitud,
El mundo y los que en él habitan;
Los ríos batan las manos,
Los montes todos hagan regocijo
Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con rectitud.
(Salmo 98:4-9)

Hubo un tiempo que me preguntaba sobre lo apropiado de este Salmo.  Como se le insta a la creación a alabar a Dios porque el juzgará al mundo, si su juicio será devastador.  Sin embargo, si reflexionamos en verdad es motivo de gratitud porque aun hay y habrá verdadera justicia. Es porque Dios es justo en todo, que podemos vivir seguros bajo su dominio.  En las obras de sus manos nunca hay injusticia y siempre nos juzgará justamente.

Para algunos esto pudiera ser un panorama aterrador pero para el hijo de Dios esta es una verdad que nos reconforta porque en Jesucristo se hizo toda justicia.  Por otra parte como dice en el Jeremías cada persona será juzgada por su propia maldad: “cada cual morirá por su propia maldad.” (Jeremías 31:30)  Justos no pagarán por injustos como suele suceder en este mundo.  Por otra parte, si quebranto la ley de Dios, sé que esperar.  La ley de Dios y su Palabra es clara.  No requiere de mucha inteligencia entender cuál es nuestra obligación y deber como seres humanos y como hijos de Dios. La justicia no existe en ocasiones y en otras no. Esto nos quita toda inseguridad.

Cuando la justicia no existe, el hombre vive de manera insegura como el hijo que nunca sabe cuando sus padres lo han de castigar porque no sabe cuantas infracciones se requieren para que sus padres se harten y le caigan con todo el peso de la ley o si habrá castigo sencillamente porque ellos están de mal humor.  En el mundo vemos esto a menudo en situaciones como cuando uno pasa junto a un agente de transito en la calle y sigue uno checando por el retrovisor para asegurarse que no lo van a detener.  Dios no es así, su justicia es eterna. “Tu justicia es justicia eterna, Y tu ley la verdad.” (Salmo 119:142)

          De igual manera, porque Dios es justo el recompensará a cada uno las obras que se han hecho en su nombre y para su gloria porque Él lo ha prometido. “Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.” (Marcos 9:41) y “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis 22:12) Después de habernos dado la salvación, en su justicia en razón de sus promesas Dios nos recompensará de maneras en que aun no podemos entender.  A su vez habrá aquellos que por hacer caso omiso a la Palabra de Dios o por poner más en alto los placeres y ocupaciones de este mundo en vez de la voluntad Dios, sufrirán perdida.  “Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.” (1 Corintios 3:15) Aun en esto Dios es justo, la persona sufrirá pero no será excluido de su presencia porque en su justicia Cristo cargó con toda su culpa.

          Pudiera ser que se podrían explorar otros ejemplos de la justicia de Dios pero éstas nos bastan para ver que la verdad que Dios es Justo es un motivo para agradecerle a Dios. 

Cantemos alegres a Jehová, pueblo suyo
Demos gracias los redimidos
Porque nuestro Dios es eternamente Justo.





[1] México está entre los países más corruptos para Transperancy International. CNN México [en linea]. 3 Diciembre 2013. [fecha de consulta: 7 Septiembre 2014]. Disponible en: http://mexico.cnn.com/nacional/2013/12/03/mexico-esta-entre-los-paises-mas-corruptos-para-transparency-international.

Sunday, August 10, 2014

La Gratitud y la Misericordia

La Gratitud y la Misericordia


Al seguir estudiando los atributos de Dios que nos deben causar gratitud encontramos la misericordia.  ¿Qué es la misericordia? Según el Diccionario de la Real Academia misericordia se define como: “Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los trabajos y miserias ajenos. (Dicionario de la Academia 22a edición, 2001 ) En el contexto bíblico se usan varias palabras que se traducen misericordia.  Una de ellas es la palabra Jésed que la Septuaginta[1] (la traducción judía del Antiguo Testamento al griego) traduce como misericordia.  Dentro de las listas de los atributos de Dios pudiéramos decir que la misericordia es parte de su amor que es una de las acepciones de la palabra Jésed.   Dios es amor y por lo tanto uno de los aspectos de este atributo es la misericordia.

¿Cuál es la diferencia entre la misericordia y la bondad de Dios?  Cuando hablamos de su bondad estamos hablando de esa característica de Dios por la cual él hace cosas buenas sencillamente porque él es bueno.  Pudiera ser que haga lo bueno aun cuando no lo merezcamos. La misericordia sin embargo es también un aspecto de la bondad de Dios pero se manifiesta cuando el objeto le ha ofendido o a transgredido su ley.

Cuando pensamos en la misericordia por lo general nos enfocamos a actos específicos que demuestran esta característica de una persona o de Dios.  En este caso, me quisiera enfocar no en los actos misericordiosos sino en el atributo en sí.  La frase “Misericordioso y clemente es Jehová” o una frase parecida aparece siete veces en las Escrituras ( 2 Crón 30:9;  Sal.103:8, 111:4;112:4, 116:5, 145:8, 145:17; Joel 2:13).  Si lo ponemos en el contexto del Antiguo Testamento donde Dios en numerosas ocasiones hace un contraste entre su persona y los dioses de los pueblos, Él, a diferencia del concepto de divinidad creada por el hombre, es misericordioso. 

Los dioses de los pueblos son rencorosos y vengativos.  De manera constante sus adeptos tienen que estar apagando su ira o apaciguando su venganza con ofrendas y sacrificios, en algunos casos hasta con sacrificios de seres humanos (Deut. 18:10 y 2 Reyes 16:3), para conseguir su benevolencia.  En contraste Dios,  a pesar de la infidelidad de su pueblo es misericordioso y lento para la ira – se acuerda de que somos polvo (Sal. 103:14).  No es que Dios no sea justo y que nunca se enciende su ira sino que su justicia se ve templada siempre por la misericordia.

Como todo atributo de Dios tenemos que entender que este siempre función en conjunto y en relación a todos los demás atributos de Dios.  Nunca se manifiestan sus atributos aisladamente pero también nunca dejan de manifestarse.  Dios es un Dios en el que todos sus atributos operan de manera integral.

Si tomamos todo esto en cuenta tenemos que concordar con el Salmo 136:1, 2, 3 y 26 que el hecho de que Dios es misericordioso es motivo de gratitud y de alabanza[2].  De manera especial en estos versículos nos dice que lo hagamos porque su misericordia es para siempre.  En otras palabras Él nunca cambiará.  Es parte de su carácter ser misericordioso y como Dios es eterno su misericordia es para siempre.

Esto nos debería causar gratitud en razón de que su manera de tratarnos como humanos será siempre consistente.  La misericordia en el caso de Dios no es un sentimiento pasajero o una manera variante de actuar. Dios no es misericordioso un día y al otro no.  Esto lo vemos claramente en el registro bíblico. Su misericordia se extiende a todo hombre en todo lugar y en todo tiempo.  El no busca la muerte del impío sino que busca que todos se arrepientan y vengan a él y por lo tanto es paciente y misericordioso. 
Si nos tomamos el tiempo para recapacitar nos damos cuenta que si no fuera por este atributo no podríamos esperar vivir más que un segundo en razón de que de manera consistente, como humanos, a Dios le somos infieles.  Dios por lo tanto nos mira a través de sus ojos de misericordia y espera que regresemos a él en arrepentimiento. El hecho de que usted y yo hemos amanecido otro día y estamos gozando de la vida es una manifestación de la misericordia de Dios.

Tenemos que pensar que aun cuando Dios nos disciplina o permite que situaciones difíciles entren a nuestra vida estas siempre se ven templadas por su misericordia. Dios nunca deja caer sobre nosotros el peso completo de su ira hasta que de manera obstinada nos resistimos a su misericordia. Es por esto que podemos agradecer a Dios su misericordia.

Gracias sean dadas a nuestro Dios porque para siempre es su misericordia.




[1] Web de Recursos “Cristianos”. Diccionario de Hebreo Bíblico de Moises Chavez.  “Misericordia”. http://www.encinardemamre.com/hebreo-M.html accesado 10 de agosto de 2014.
[2] Las versiones La Biblia de las América y La Nueva Versión Internacional como también las siguientes versiones en inglés traducen la palabra yadah como dar gracias:  King James Bible, New American Standard Bible, New International Versión

Sunday, July 20, 2014

La Gratitud y la Bondad de Dios

La Gratitud y la Bondad de Dios*


Otro de los atributos de Dios que nos mueven a la gratitud es su bondad.  Dios es bueno en un sentido perfecto.  Nunca deja de ser bueno y en su bondad nunca hay ninguna sombra de imperfección. 
Para el ser humano que es bueno, su bondad en tantas ocasiones se ve contaminada por motivos que corrompen es bondad.  ¿En cuántas ocasiones no es cierto que una persona se muestre buena con un fin egoísta?  Se muestra como persona buena porque desea que los que le rodean y que le conocen lo quieran.  En el fondo de su bondad hay una semilla de egoísmo.  No es una persona buena porque desea el bien de otros, aun cuando esto pudiera ser parte de su motivación, sino que es buena por su propio bien.  Hay otras que son buenas porque buscan compensar con su bondad algún otro defecto en su persona o para reparar algún mal que hayan hecho.  Hablamos de personas como las que con su caridad buscan ajustar las balanzas de su pecado ante Dios o como las personas que para justificar algo de lo cual les remuerde la consciencia buscan apaciguarla haciendo a otros algún bien.
Dios como ser bueno no es así.  No hay ningún egoísmo ni falsedad en su persona.  Cuando hace el bien parte de un corazón que solo busca hacer el bien por hacer el bien, porque es parte de su naturaleza.  Su bondad siempre va dirigida en un cien por ciento hacia el objeto de su bondad.
Es por eso que el salmista nos insta agradecer a Dios porque Él es bueno.  En Salmo 106:1, 107:1, 118:1, 29 y 136:1 y en I Crónicas 16:34 se nos dice que debemos dar gracias a Dios porque él es bueno. 
Una vez más en la Reina Valera se traduce la palabra yâdâh” como “alabad” pero recordemos que otras traducciones[1] lo han traducido como dar gracias porque es una traducción valida.  En este caso los tres salmos que mencionamos empiezan con la palabra Aleluya seguida por el mandato de dar gracias.  Esto pudiera ser una mejor traducción siendo que la palabra Aleluya en si significa Alabad a Jehová.  ¿Cómo hemos de alabar a Jehová? Dando gracias porque él es bueno.
Tenemos que entender que en estos casos no se nos está motivando a alabar a Dios por los beneficios que nos ha dado.  No es por nada que Dios haya hecho sino porque su naturaleza es buena, porque Él es bueno. 
Si pensamos en los dioses que el hombre ha creado con su imaginación, todos en alguna manera carecen de esta virtud.  No es que todos los dioses no hagan cosas buenas sino que no son buenos en su naturaleza.  Su carácter se ve infectado por las mismas imperfecciones que aquejan al hombre.  Su bondad en alguna forma siempre es una bondad interesada. No buscan el bien del objeto sin ningún interés más que hacerle bien.
Para esto sólo hay que ver las prácticas de las religiones a lo largo y ancho de nuestro mundo, pero enfoquémonos en la religión que conocemos aquí en las Américas.  ¿Qué se puede decir de las mandas que se prometen a equis virgen o santo, de las peregrinaciones que se hacen a lugares específicos donde se tiene una capilla, iglesia o basílica dedicada a alguna virgen o un santo, de las veladoras que se prenden ante estampas o en altares, de las fiestas que se dedican a los santos patronos?  No son todas estas formas en que se busca comprar la benevolencia del santo.  Lo mismo podríamos decir de las prácticas que se llevan a cabo en otras culturas dedicadas a otras deidades.  La mayoría de sus prácticas religiosas reconocen que sus dioses no son buenos en su naturaleza, no hacen el bien porque sencillamente lo quieren hacer en razón de que son buenos aun cuando sus adeptos les sean infieles.
Nuestro Dios a diferencia es bueno.  Su bondad no se ve afectada por algún interés propio aunque es cierto que Él mismo nos manda que le alabemos por su bondad.  Sin embargo, este deseo de Dios de ser alabado por su bondad no es un deseo egoísta sino una expresión del deber del hombre.  Dios como soberano merece toda nuestra adoración porque adoración de cualquier otro ser u objeto es actuar en base a una mentira.  Si adoramos a otro ser u objeto entonces estamos diciendo que tiene un lugar en el universo a la par con Dios o por encima de Él.  Esto es una mentira.  No hay nada que exista en el mundo sea del mundo espiritual o del mundo físico que sea igual a o mayor que Dios.  Además, Dios nos manda que le demos gracias por su bondad porque él conoce el beneficio que recibimos nosotros cuando lo hacemos.  Como hemos visto en otros puntos anteriores, cuando no hay gratitud en nuestro corazón nosotros salimos sufriendo. Nos volvemos ingratos y puede producir hasta amargura.  En específico, cuando no agradecemos a Dios su bondad empezamos a dudar de ella.  Empezamos a ver a Dios como un Dios frio, duro, interesado, alguien que no se compadece de nuestras aflicciones y todo esto no es verdad sino lo contrario, por su bondad Dios es amoroso, compasivo y grande en misericordia que nunca se olvida de nosotros y se interesa personalmente en la vida de cada uno de sus hijos y de sus criaturas.
Además podemos añadir que nuestro Dios es bueno aun cuando su creación no le corresponda en obediencia ni le adore.  Dios sigue haciendo salir el sol sobre justos e injustos (Mateo 5:45) aun cuando todos somos merecedores del castigo de Dios.  Si no fuera por su misericordia que es una expresión de su bondad todos seríamos consumidos (Lamentaciones 3:22) porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) y todos hemos pecado (Romanos 3:10, 23). 
La salvación misma que Dios ofrece a todo ser humano es una expresión de su bondad.  Su salvación no está condicionada a nada que nosotros podamos  hacer.  Todo es de gracias (Efesios 2:8 y 9) porque todas nuestras justicias, lo mejor que nosotros podamos hacer no vale nada ante Dios.  Toda acción buena del hombre hecha en sus propios esfuerzos y por sus propios méritos está contaminada por el pecado.  Aun así y a pesar de que nosotros somos sus enemigos, estamos en enemistad con Él, el nos ha amado y nos sigue tratando con compasión buscando que aceptemos la salvación que le costó la vida de su hijo y que tantas personas a pesar de eso la rechazan.  Porque Él es bueno es paciente no queriendo que ninguno perezca sino que todos vengan al arrepentimiento (II Pedro 3:9).
¿Qué podremos decir nosotros que somos hijos de Dios y que tratamos con tanta infidelidad?  ¿No es Dios bueno? ¿Cuándo nos ha tratado con toda justicia?
Hago estas preguntas porque muchos que son hijos de Dios cuestionan la bondad de Dios cuando algo mal les llega a suceder o cuando Dios no contesta sus oraciones conforme a su agrado.  Como hijos de Dios tantas veces vemos que cuestionamos la bondad de Dios cuando Dios nos quita a un ser querido o que no nos sana de alguna enfermedad que nos aqueja.  Aun más triste creo es cuando aquellos que se nombran por el nombre de Cristo se comportan como hijos mimados y esperan que Dios les cumpla todos sus antojos y cuando Dios no lo hace se enojan con él y dejan de buscarle no orando ni yendo a los cultos de la iglesia etc. como si estuvieran castigando o importunando a Dios por su falta de bondad.
Dios, sin embargo, es  bueno aun cuando hace cosas que a vista de nuestros ojos con nuestra perspectiva limitada parecen malas.  Un ejemplo clásico de esto es la deportación de los judíos.  Todo el sufrimiento y aunado al destierro según Dios fue una muestra de su bondad.  El dice profetizando este evento en Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Lo mismo nos recuerda a nosotros en el nuevo Testamento en Hebreos 12:6-8: “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.” A final de cuentas todo esto resulta en fruto apacible de justicia que estoy seguro que todos deseamos.
          Por eso y muchas cosas más podemos decir que en todo momento y circunstancia Dios es bueno y por lo tanto es digno de que lo expresemos en gratitud.  Como nos ha encomendado el salmista, demos gracias a Dios porque él es bueno.

*Nota:  Este escrito es parte de un proyecto.  No es un producto terminado pero quise compartirlo con ustedes.  Si tiene algún comentario sobre algo que no quedó claro o que piensan que pudiera mejorar este escrito, de favor háganmelo saber a la siguiente dirección  littleguard@gmail.com.




[1] Las versiones La Biblia de las América y La Nueva Versión Internacional como también las siguientes versiones en inglés traducen la palabra yadah como dar gracias:  King James Bible, New American Standard Bible, New International Versión.