La Gratitud como Mandato de Dios
No solo es un peligro la ingratitud por las consecuencias que pudiera
tener en nuestras vidas sino que siempre es un peligro desobedecer a Dios. La gratitud es algo que se nos manda
practicar en I Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias a Dios en todo, porque ésta es
la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
Pudiera ser que pareciera que por aquí deberíamos haber empezado este
estudio, sin embargo, creo que para entender la razón de este mandamiento era
necesario primero entender el peligro que corremos si no hay gratitud en nuestros
corazones. Los mandamientos de Dios
nunca se dan de manera arbitraria. Primeramente
existen en razón de la propia persona de Dios y sus atributos y de los
principios que de allí se desprenden.
Como dice Pablo en éste versículo, la gratitud en todo
es la voluntad de Dios, porque toda
buena dádiva viene de Dios mismo: “Toda buena dádiva
y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,” (Santiago
1:17). Él es el que por naturaleza es
digno de toda nuestra gratitud. Siendo
que Dios es bueno y el nos colma de sus bendiciones y por lo tato es nuestro
deber darle gracias.
Aun aquellas bendiciones que nos llegan
por otros medios ultimadamente vienen de la mano de Dios y por lo tanto le
debemos gratitud, gratitud que debe ser expresada. ¿Quién la da el poder a otros de hacernos
bien? ¿De quién vienen los recursos que se usan por otros para suplir nuestras
necesidades, para darnos algún regalo? ¿De quién viene la bondad que mueve a
otros para hacernos bien? La respuesta a
todas estas preguntas es Dios. “Sino
acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas,
a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día,” (Deuteronomio
8:18). Agradecemos a las personas que
nos hacen bien, por el bien que nos han hecho pero en últimos términos debemos
agradecer a Dios.
Es por esto mismo que encontramos en los
Salmos el mandato de entrar a la casa de Dios con gratitud. “Entrad por su puertas con acción de gracias,
por sus puertas con alabanza” (Salmo 100:4).
Lo interesante es que este mandato sigue a la necesidad que se expone en
el versículo tres de reconocer que Jehová es Dios. Si Jehová es en verdad Dios y nosotros somos
el pueblo de su prado entonces le debemos toda gratitud porque él es bueno y
para siempre es su misericordia.
Esto nos lleva a pensar en cómo es que
podemos agradecer a Dios en todo si hay circunstancias difíciles y “malas” en
nuestra vida. ¿Cómo puede Dios exigir o
demandar gratitud por las cosas malas que nos pasan? ¿No es Dios injusto en
esto? ¿Cómo pueden estas cosas proceder
de un Dios que es bueno y abundante en amor?
¿Si el cuida de nosotros entonces como nos pueden pasar cosas malas y
luego cómo podemos agradecer a Dios en esos tiempos de nuestra vida?
¿Cómo puede un padre muriéndose de cáncer agradecer
a Dios sabiendo que dejará a su esposa e hijos en situaciones apremiantes? o ¿cómo
pueden los padres de una jovencita dar gracias a Dios cuando acaban de perder a
su hija en un accidente automovilístico causado por un conductor ebrio? Estas y
otras tantas preguntas parecidas son difíciles de contestar, pero no obstante,
el mandamiento sigue en pie.
En momentos como estos hemos de obedecer sabiendo que
Dios no sólo es bueno sino omnisciente.
El conoce todo y el fin de todo.
Para nosotros será difícil descifrar la
bondad de Dios en casos como estos pero Dios en su infinita sabiduría sabe lo
que está haciendo. Pudiéramos tomar como
ejemplo para esto el caso de Daniel el profeta.
Como jovencito, pudiera ser de apenas 12 años[1],
fue llevado como cautivo a la corte de Nabucodonosor. Aun cuando fue escogido para servir en la
corte habrá sido una experiencia traumática.
Su pueblo había sido subyugado, su templo profanado, él hecho prisionero
y después eunuco.[2] ¿Cómo pudiera Daniel cumplir con este mandato
de Dios de dar gracias en todo? Nosotros
conocemos el fin de la historia. Daniel
fue usado por Dios para darnos parte de la revelación de Dios, un privilegio
del cual pocos han gozado. Además, fue
usado para dar testimonio del Dios altísimo al rey Nabucodonozor y a otros tres
reyes. ¿Cuántas personas han gozado de un privilegio como este? Podemos decir entonces que Daniel fue
bendecido por Dios aun cuando al principio las circunstancias parecían ser
adversas.
Puede ser que nosotros al igual que tantos
otros en la historia nunca sabremos en esta vida cual ha de ser el fin de estas
pruebas por las que pasamos o como so una bendición para nuestra vida. Muchos fieles hijos de Dios han sufrido en
esta vida sin saber porqué pero nuestro Dios nos asegura que todo es para
nuestro bien.
Puede ser también que sea parte de la
disciplina necesaria para nuestra vida.
Según Hebreos 12:6 , Dios “al que ama, disciplina, y azota a todo aquel
que recibe por hijo.” En otras palabras
es una bendición de Dios la disciplina porque produce fruto de justicia
(Hebreos 12:11). Para entender todo esto
necesitamos entender la palabra “disciplina” que se usa en este versículo. La palabra en griego es παιδεύω que
significa “Educar. Como la educación no
se conseguía sin el uso del látigo, este verbo pasó a significar también:
corregir, castigar.”[3] Por lo que vemos es que Dios nos educa nos
instruye porque nos ama y en ocasiones usa circunstancias difíciles porque es el
medio más efectivo para enseñarnos la obediencia y la fe y para prepararnos
para él propósito que Él tiene para con nosotros. Tenemos el caso de José. Dios usó el sufrimiento para prepararlo para
un gran propósito de salvar muchas vidas.
Por esta razón también
podemos decir que las dificultades en nuestra vida tienen un propósito salubre
y por lo tanto en medio de las tribulaciones podemos dar gracias a Dios, no
necesariamente por el mal, sino porque sabemos que Dios está obrando todo para
nuestro bien.
Como vemos es necesario ser
agradecidos con Dios en todo y volvemos a lo que vimos en el punto
anterior. De no ser así estaremos
viviendo en desobediencia y esto producirá en nosotros un sinfín de efectos
nocivos para nuestra vida y crecimiento espiritual. Nos alejará del Dios que tanto nos ama y
nosotros nos iremos por caminos que en vez de acercarnos más nos distanciarán
de Él.
A
diferencia la gratitud nos acerca más a Dios.
[1] Robert
Jamieson, A.R. Fausset, and David Brown, Commentary
Critical and Explanatory of the Whole Bible, (Grand Rapids, MI: Zondervan
Publishing House, 1871) p. 619.
[2] Daniel 1:3 y 7. Aspenaz jefe de los eunucos estaba a cargo de
Daniel y le dio su nombre.
[3] Web de Recursos “Cristianos”. http://www.encinardemamre.com/Diccionario_Griego_Biblico.html
(accesado 9 de Marzo de 2014).
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