Sunday, March 23, 2014

La Gratitud y la Comunión con Dios


Si somos hijos de Dios llevamos su naturaleza y por lo tanto habrá un deseo de ser agradecidos.  Exploremos un poco esta idea. 

Podríamos empezar por una de la razón que acabamos de ver, la obediencia.  Los que viven en comunión con Dios desean obedecerle.  Cristo le dijo a sus discípulos: “si me amáis,  guardad mis mandamientos.” (Juan 14:15).  No es posible vivir en plena comunión con Dios si no guardamos sus mandamientos y como acabamos de ver el dar gracias es uno de los mandatos que se nos da como hijos de Dios. 

Que podemos decir entonces de cristianos que son fieles en su caminar con Dios y no son gente agradecida.  En la iglesia se les conoce como miembros fieles y buenos cristianos, activos en la iglesia, etc.  Tenemos que recordar que el ser “buen cristiano” y vivir en plena comunión con Dios no siempre son sinónimas.  Yo puedo ser un buen hijo, ser cumplido, dar evidencia de buena educación pero no tener una comunión muy íntima con mis padres.  De la misma manera puedo ser un hijo muy bien comportado de Dios pero no necesariamente vivir en una relación muy íntima con Dios y por lo tanto aun cuando sea obediente en muchos aspectos no necesariamente voy a ser un hijo agradecido.  Puede ser que en alguna área de mi vida me esté rebelando contra Dios y no estoy contento con algo que Dios esté haciendo en mi vida y por lo tanto no me siento agradecido y no lo soy tampoco.  Pongamos por ejemplo alguien que está enfermo de cáncer.  Todos estaríamos de acuerdo que esta es una enfermedad muy difícil.  Si la persona está resentida porque Dios no le ha sanado a pesar de que como iglesia han orado por él y además tiene familia que cuidar o es demasiado joven para morir entonces tal persona probablemente no va a ser una persona que encuentre razones para darle gracias a Dios aun cuando haya muchas en su entorno.  ¿Qué podemos decir de personas que han perdido un ser querido, un hijo pequeño, que Dios no les ha suplido de empleo, o contestado cualquier otra petición que tengan?  Las razones para desviar la atención de las bendiciones de Dios son muchas aun cuando seamos “buenos hijos de Dios”.   No estamos blasfemando su nombre, no estamos viviendo en “pecado”, no estamos dando “mal testimonio” pero si no hay intimidad con Dios.

Volvemos a repetir no es posible tener una relación íntima con Dios y no ser agradecidos.

Otra de las razones porque aseveramos esto es porque uno de los frutos del Espíritu Santo es el amor.  Si en verdad estamos viviendo en comunión con Dios entonces se ha de manifestar en nuestra vida el fruto del Espíritu Santo.
Este amor que es fruto del Espíritu no sólo es amor para con el prójimo sino también amor para con Dios.  ¿Cómo puedo decir que en verdad amo a Dios si no estoy agradecido con las múltiples bendiciones que trae constante a mi vida?  Si en verdad amo a Dios entonces seré agradecido con él.  Veré cada vez que me detengo a pensar en mi Dios y en lo que está pasando en mi vida que existen un sinfín de razones para darle gracias.  Más adelante estaremos explorando algunas de estas razones que se ven plasmadas en las Escrituras pero por el momento podemos mencionar algunas: la vida, la familia, mi iglesia, el trabajo, la educación que tengo, el sustento y la lista continúa.  En cada una de estas razones podemos encontrar razones también para no estar agradecidos.  Por ejemplo,  puedo estar insatisfecho porque aunque tengo familia mis padres nunca me mostraron amor, aunque tengo salud suficiente para trabajar tengo una rodilla en la cual la artritis no me deja de molestar, aunque tengo trabajo no paga bien o tengo un jefe insoportable y una vez más la lista continúa.  Sin embargo, si el Espíritu Santo está obrando en mí y hay amor entonces veré las razones para sí darle gracias a Dios y pedirle a Dios paciencia o fe para soportar aquello que sea problemático.  Mi amor a Dios me ha de hacer entender que Él es un Dios bueno y que para siempre es su misericordia para conmigo, que en verdad no merezco ninguno de los beneficios del los cuales el me colma.  Como dice Lamentaciones 3:22  y 23: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” Dios nos ama tanto que en su amor me lo demuestra abundantemente. Siendo merecedores de la muerte y del castigo eterno y en esta vida siendo tan inconstantes y mal agradecidos con él es de sorprenderse que Dios aun nos colma de sus bendiciones.

          Pero ese amor que el Espíritu Santo produce en nuestra vida no solo produce gratitud hacia Dios sino que también hacia el prójimo.  ¿Cómo puedo decir que amo a Dios si no amo a mi hermano? (1 Juan 4:20) y ¿cómo puedo amar a mi hermano y no expresar mi agradecimiento por el bien que me hace?

          Creo que este es un de los males de los cuales adolece nuestra sociedad: la falta de la expresión de agradecimiento hacia el prójimo y aún en las familias que se nombran por el nombre de Cristo.  Esto sí es un grave problema porque es síntoma de un mal más profundo, la falta de una relación íntima con Dios.  Como hemos estado diciendo, una relación en verdadera comunión con Dios se va a evidenciar en la gratitud tanto a Dios como al prójimo.  Pudiéramos decir que esta es una manera de medir la intimidad con Dios en una familia: qué tan agradecidos son.  Por lo mismo, como tantas cosas es algo que como padres necesitamos enseñar a nuestros hijos.  Si los hijos ven en nosotros gratitud por las bondades de Dios entonces aprenderán a ser agradecidos con Dios y con los que les rodean.

          Otra razón por la cual vemos que la gratitud es una evidencia de la comunión con Dios es que no es posible tener intimidad con Dios sin un conocimiento de su persona.  Si en verdad conozco a Dios le conoceré como el Dios que es: amoroso, bondadoso, misericordioso, fiel, omnisciente, etc.  Si conozco a Dios entonces conoceré que en su gran conocimiento tanto del pasado como del futuro Él sabe lo que es mejor para mí y para el bien de mi vida, no solo tanto en el presente, como también para el futuro. Por lo tanto, no me queda sino estar agradecido por lo que venga a mi vida, me parezca bueno o malo, porque en su gran plan y en sus propósitos todo será para mi bien.  Ningún verdadero mal me podrá suceder.  Lo que parece malo al presente a la luz de la eternidad se verá que fue la bondad y el amor de Dios que lo ordenó así.  Es por eso que si en verdad vivo en comunión con Dios seré una persona agradecida con él y no podré guardarle  ningún rencor por las circunstancias adversas en mi vida. Podré agradecer a Dios en todo tiempo y en toda circunstancia como Pablo lo escribe en I Tesalonicenses 5:18 porque sabré que todo evento y circunstancia en mi vida, de alguna manera, es una pieza en el gran rompecabezas de Dios que a su fin producirá un hermoso retrato.

          Es por eso entre más comunión existe entre una persona y su Dios más agradecimiento habrá.  Entre más se le conoce más confianza hay en él y más admiración por su obra tan perfecta aun cuando no se entiende del todo.

Si vivimos en comunión con Dios entonces la gratitud será un resultado natural.

          En todo esto, sin embargo, hay un misterio o una paradoja.  La gratitud es como hemos estado viendo un resultado de la intimidad con Dios, pero a su vez, el ser agradecido produce intimidad.  Pudiéramos decir que es a su vez un resultado como una causa de la comunión con Dios.

Sunday, March 9, 2014

  La Gratitud como Mandato de Dios

No solo es un peligro la ingratitud por las consecuencias que pudiera tener en nuestras vidas sino que siempre es un peligro desobedecer a Dios.  La gratitud es algo que se nos manda practicar en I Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias a Dios en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
Pudiera ser que pareciera que por aquí deberíamos haber empezado este estudio, sin embargo, creo que para entender la razón de este mandamiento era necesario primero entender el peligro que corremos si no hay gratitud en nuestros corazones.  Los mandamientos de Dios nunca se dan de manera arbitraria.  Primeramente existen en razón de la propia persona de Dios y sus atributos y de los principios que de allí se desprenden.
Como dice Pablo en éste versículo, la gratitud en todo es la voluntad de Dios,  porque toda buena dádiva viene de Dios mismo: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,” (Santiago 1:17).  Él es el que por naturaleza es digno de toda nuestra gratitud.  Siendo que Dios es bueno y el nos colma de sus bendiciones y por lo tato es nuestro deber darle gracias. 

Aun aquellas bendiciones que nos llegan por otros medios ultimadamente vienen de la mano de Dios y por lo tanto le debemos gratitud, gratitud que debe ser expresada.  ¿Quién la da el poder a otros de hacernos bien? ¿De quién vienen los recursos que se usan por otros para suplir nuestras necesidades, para darnos algún regalo? ¿De quién viene la bondad que mueve a otros para hacernos bien?  La respuesta a todas estas preguntas es Dios.  “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día,” (Deuteronomio 8:18).  Agradecemos a las personas que nos hacen bien, por el bien que nos han hecho pero en últimos términos debemos agradecer a Dios.

Es por esto mismo que encontramos en los Salmos el mandato de entrar a la casa de Dios con gratitud.  “Entrad por su puertas con acción de gracias, por sus puertas con alabanza” (Salmo 100:4).   Lo interesante es que este mandato sigue a la necesidad que se expone en el versículo tres de reconocer que Jehová es Dios.  Si Jehová es en verdad Dios y nosotros somos el pueblo de su prado entonces le debemos toda gratitud porque él es bueno y para siempre es su misericordia.
Esto nos lleva a pensar en cómo es que podemos agradecer a Dios en todo si hay circunstancias difíciles y “malas” en nuestra vida.  ¿Cómo puede Dios exigir o demandar gratitud por las cosas malas que nos pasan? ¿No es Dios injusto en esto?  ¿Cómo pueden estas cosas proceder de un Dios que es bueno y abundante en amor?  ¿Si el cuida de nosotros entonces como nos pueden pasar cosas malas y luego cómo podemos agradecer a Dios en esos tiempos de nuestra vida?

¿Cómo puede un padre muriéndose de cáncer agradecer a Dios sabiendo que dejará a su esposa e hijos en situaciones apremiantes? o ¿cómo pueden los padres de una jovencita dar gracias a Dios cuando acaban de perder a su hija en un accidente automovilístico causado por un conductor ebrio? Estas y otras tantas preguntas parecidas son difíciles de contestar, pero no obstante, el mandamiento sigue en pie. 
En momentos como estos hemos de obedecer sabiendo que Dios no sólo es bueno sino omnisciente.  El conoce todo y el fin de todo.  

Para nosotros será difícil descifrar la bondad de Dios en casos como estos pero Dios en su infinita sabiduría sabe lo que está haciendo.  Pudiéramos tomar como ejemplo para esto el caso de Daniel el profeta.  Como jovencito, pudiera ser de apenas 12 años[1], fue llevado como cautivo a la corte de Nabucodonosor.  Aun cuando fue escogido para servir en la corte habrá sido una experiencia traumática.  Su pueblo había sido subyugado, su templo profanado, él hecho prisionero y después eunuco.[2]  ¿Cómo pudiera Daniel cumplir con este mandato de Dios de dar gracias en todo?  Nosotros conocemos el fin de la historia.  Daniel fue usado por Dios para darnos parte de la revelación de Dios, un privilegio del cual pocos han gozado.  Además, fue usado para dar testimonio del Dios altísimo al rey Nabucodonozor y a otros tres reyes. ¿Cuántas personas han gozado de un privilegio como este?  Podemos decir entonces que Daniel fue bendecido por Dios aun cuando al principio las circunstancias parecían ser adversas.

Puede ser que nosotros al igual que tantos otros en la historia nunca sabremos en esta vida cual ha de ser el fin de estas pruebas por las que pasamos o como so una bendición para nuestra vida.  Muchos fieles hijos de Dios han sufrido en esta vida sin saber porqué pero nuestro Dios nos asegura que todo es para nuestro bien.

Puede ser también que sea parte de la disciplina necesaria para nuestra vida.  Según Hebreos 12:6 , Dios “al que ama, disciplina, y azota a todo aquel que recibe por hijo.”  En otras palabras es una bendición de Dios la disciplina porque produce fruto de justicia (Hebreos 12:11).  Para entender todo esto necesitamos entender la palabra “disciplina” que se usa en este versículo.  La palabra en griego es παιδεύω que significa “Educar. Como la educación no se conseguía sin el uso del látigo, este verbo pasó a significar también: corregir, castigar.”[3]  Por lo que vemos es que Dios nos educa nos instruye porque nos ama y en ocasiones usa circunstancias difíciles porque es el medio más efectivo para enseñarnos la obediencia y la fe y para prepararnos para él propósito que Él tiene para con nosotros.  Tenemos el caso de José.  Dios usó el sufrimiento para prepararlo para un gran propósito de salvar muchas vidas.

Por esta razón también podemos decir que las dificultades en nuestra vida tienen un propósito salubre y por lo tanto en medio de las tribulaciones podemos dar gracias a Dios, no necesariamente por el mal, sino porque sabemos que Dios está obrando todo para nuestro bien.

Como vemos es necesario ser agradecidos con Dios en todo y volvemos a lo que vimos en el punto anterior.  De no ser así estaremos viviendo en desobediencia y esto producirá en nosotros un sinfín de efectos nocivos para nuestra vida y crecimiento espiritual.  Nos alejará del Dios que tanto nos ama y nosotros nos iremos por caminos que en vez de acercarnos más nos distanciarán de Él.

          A diferencia la gratitud nos acerca más a Dios.



[1] Robert Jamieson, A.R. Fausset, and David Brown, Commentary Critical and Explanatory of the Whole Bible, (Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House, 1871) p. 619.
[2] Daniel 1:3 y 7.  Aspenaz jefe de los eunucos estaba a cargo de Daniel y le dio su nombre.
[3] Web de Recursos “Cristianos”. http://www.encinardemamre.com/Diccionario_Griego_Biblico.html (accesado 9 de Marzo de 2014).

Sunday, February 16, 2014

El agradecimiento y la Verdad


Pablo escribió “Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús,” ( I Tesalonicenses 5:18 ) y  le escribió a los de Filipos, “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4).  Uno se pregunta cómo fue que Pablo, de entre todos los apóstoles pudo haber escrito estas palabras. 
El escribe que  “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.” (2 Corintios 11:24-28)  Por más que hayamos sufrido no creo que la mayoría de nosotros pudiéramos decir que hemos sufrido algo parecido.
¿Cómo es que Pablo pudo haber escrito que tenemos el deber de dar gracias a Dios en todo con tanta convicción?  ¿Cómo puede ser la voluntad de Dios? ¿Cómo quiere Dios que seamos agradecidos en medio de situaciones tan difíciles? ¿Tenemos un Dios tan insensible?
Lo cierto es que Pablo pudo escribir estas palabras porque él conocía la verdad.  Pablo por su estrecha relación con Dios pudo entender que las circunstancias de esta vida puede ser que parezcan adversas pero en el gran plan de Dios la realidad es otra por completo.  El entendió como los atletas que para alcanzar la meta en los juegos olímpicos la vida no puede pasarse de una manera placentera.  Requiere de mucho esfuerzo, disciplina, sacrificio y hasta dolor físico.
Si nuestra meta es de mayor importancia y valor que una medalla de oro, entonces podemos entender que Dios permite que sus hijos “sufran” y sean disciplinados en esta vida con el fin de alcanzar algo mucho mejor en la eternidad. Si la vida que Cristo nos ha dado es en verdad vida eterna, entonces el enfoque de nuestros esfuerzos y nuestra atención no debería ser en lo que se vive en este plano sino en la preparación que es para la vida que aun nos espera en la presencia de Dios.
Como dice Pablo en la epístola a los Romanos: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:3-5)
Estoy de acuerdo que no siempre podemos entender lo que Dios está haciendo.  El sufrimiento por el cual estamos pasando puede ser un misterio.  ¿Cómo puedo entender el propósito por el cual Dios permite que una pequeña niña de cuatro años y medio muera de cáncer y que pocos meses después su hermanito que venía en camino muera en parto?  Cosas como estas no se entienden y sin embargo el mandato de dar gracias a Dios en medio de estas circunstancias sigue en pie.
Lo cierto es que aun cuando no entendemos el porqué de cada circunstancia, si podemos conocer el Dios que controla las circunstancias y sabemos que es un Dios sabio y amoroso.  Todas las cosas en verdad nos ayudan a bien.  Estas palabras no son solo para tratar de consolar a otros sino una verdad profunda.  Dios nos está preparando para una vida en un plano superior y sabe exactamente lo que pide la recta.  Todos los ingredientes amargos por separados juntos harán uno de estos días un postre delicioso de lo cual estaremos disfrutando.

Dad gracias en todo.  No solo un buen consejo sino un mandato de nuestro Dios.  Considere, ¿si no damos gracias, será que como niños mimados nos estamos rebelando contra un Padre lleno de amor que quiere lo mejor para nosotros y que nosotros sólo deseamos aquellas golosinas que a la larga nos harán daño?
¿Qué querrá decir Cristo cuando dijo, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres?  ¿Será que incluye ser liberados de una perspectiva incorrecta de este mundo y poder ver lo que Dios está haciendo y por lo tanto podemos estar agradecidos en todo?

Saturday, February 15, 2014

Resultados de la Ingratitud

Samantha Lamb, quien le donó uno de sus riñones a su esposo para salvarle la vida, dijo que si pudiera volvería atrás las manecillas del reloj y le donaría su riñón a una persona más necesitada, siendo que su esposo la dejó tres años después de la cirugía que le salvó la vida.

Andy Lamb estaba sufriendo de insuficiencia renal y estaba en tratamientos de diálisis cuando su esposa Samantha lo convención que aceptara uno de sus riñones, reportó la agencia de noticias News.com.au.

La mujer de 41 años se sometió a la cirugía de trasplante en Octubre de 2009 después de haber bajado de peso para continuar con la operación. 

Después que Andy de 45 recibió su riñón la dejo tres años después en agosto del 2012.  Una noche, mientras ella trabajaba Andy se mudó de su casa llevándose la TV y el estéreo dejándole las llaves pero sin ninguna nota o carta de explicación. 

Ella dice que el matrimonio empezó a desbaratarse cuando su esposo la empezó a engañar con una de sus amigas.[1]

Pudiera ser que historias como estas son extremas, pero lo cierto es que la ingratitud se muestra de manera continua a nuestro alrededor y lo más seguro es que en nuestras vidas también.  Según el Diccionario de la Real Academia ingratitud es " desagradecimiento, olvido o desprecio de los beneficios recibidos. (Dicionario de la Real Academia 22a edición, 2001 ).  Ejemplos de esto lo vemos cuando los hijos se quejan de la comida que se les pone en la mesa en vez de estar agradecidos que hay algo que comer.  Nos quejamos porque no tenemos ropa nueva que lucir para la fiesta o la boda cuando tenemos el armario lleno de ropa que aun sirve muy bien. Envidiamos al amigo que se compro un coche nuevo o una computadora con las últimas innovaciones, y la lista continúa.

Pero lo peor de todo es que como el hombre en la historia, somos mal agradecidos con el Dios que nos dio la vida cuando estábamos condenados a muerte.  En su gran misericordia él dio su vida por nosotros para que nosotros pudiéramos vivir por él. Al principio puede ser que nos hayamos sentido muy afortunados y agradecidos pero con el paso del tiempo nos olvidamos de él y cometemos adulterio espiritual amando más las cosas de este mundo que a su creador y como colmo de males ni agradecemos sus bendiciones con que nos colma todos los días.

Será tan serio este asunto o será algo que podemos pasarlo por alto escudándonos detrás de frases como “la carne es débil y vivo en un mundo imperfecto,” o “Dios sabe que en realidad le agradezco las cosas importantes.”  A mi parecer es algo de grave importancia que como creyentes seamos agradecidos con Dios en todo y por todo porque la ingratitud tiene consecuencias graves.  En contraste la gratitud como veremos más adelante es una característica del carácter de un hijo de Dios.

En la epístola de los Romanos Capítulo 1 nos dice que uno de los primeros pasos en la degradación del hombre es que no reconocieron a Dios ni le dieron gracias. "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido." (Romanos 1:21)

Si seguimos leyendo este capítulo primero de Romanos vemos descrita toda la degeneración que encontramos en nuestros días.  Vemos cosas como la idolatría, la falta de moralidad sexual y pudiéramos añadir un sinfín de males que aquejan a nuestro mundo.  Las consecuencias de la avaricia que se palpan día a día en la pobreza de aquellos que sufren porque los que tienen poder y dinero quieren más tienen su raíz en la falta de gratitud por lo que Dios ya les ha dado.  Que tanta de la corrupción que se ve estrangulando a nuestro mundo no tiene su raíz en la ingratitud aun al nivel de la tienda de la esquina que vende kilos de 800 gramos.  Cuanto del maltrato del prójimo no se ve auspiciado por la ingratitud.  Nos aprovechamos de los más débiles que nosotros, sean nuestras esposas, nuestros hijos, el vecino, el que trabaja bajo mi mando porque no estamos satisfechos con lo que Dios nos ha dado queriendo más y más.

No es entonces algo de qué preocuparnos.  ¿Será tan inofensiva entonces la ingratitud?

Sin embargo, el cuadro que hemos pintando aun no está completo. Los matices en ocasiones se vuelven más negros y sombríos.  La ingratitud puede resultar en una vida desenfrenada y degenerada. Cuando el hombre se olvida de Dios y le deja de reconocer como tal, no mostrando su agradecimiento por sus bondades, puede entregarse a la búsqueda de aquello que Dios nos ha “negado”.  No agradeciendo la bendición de los placeres que Dios ha puesto a nuestra disposición, el hombre se entrega a la búsqueda de placeres ilícitos como el materialismo, las drogas, el sexo fuera del matrimonio o entre personas del mismo género.  No solo se complace en ellos sino también en aquellos que las practican no importando el dolor ni el daño que le causen a otros.  Ejemplo de esto lo vemos en el trafico de humanos con la finalidad de satisfacer el placer de aquellos que buscan placer sexual sin compromiso.  Lo vemos también en hijos desatendidos porque papá y mamá quieren tener una casa más grande o un coche más nuevo.

En otros casos la falta de agradecimiento se vuelve en amargura.  Cuando el hombre no agradece las bendiciones de lo que Dios le ha dado su enfoque se puede volver hacia lo que siente que se le ha negado.  Este fue el caso de Eva en el huerto del Edén.  Estando rodeada de miles de árboles frutales por instigación de Satanás su mente se enfocó en él único fruto que se le había negado.  En vez de agradecerle a Dios tan grande bendición de tener un sinfín de frutos apetecibles se sintió menospreciada por Dios porque no le quiso dar acceso a divinidad que Satanás le prometía que sería suya si lo comiera.

Cuantos en este mundo no viven en las mazmorras de la amargura pudiendo sentir el soplo refrescante de la bendición divina y la luz de su sol amoroso que nos rodean en un raudal de bendiciones diarias como la vida, la familia, el alimento y tantas otras cosas no contando las bendiciones espirituales.  Está gente se encierra en prisiones de su propia hechura cuando se enfocan en algo que sienten que se les haya negado sea la distinción o la muestra de amor que se le otorgó a otro en su lugar o aquella cosa material que nunca ha podido adquirir porque Dios no se lo ha dado.  También se puede manifestar porque alguien le ha despreciado o hecho algún mal cuando ellos merecen algo mejor y no toman en cuenta todas las bendiciones inmerecidas que Dios ya les ha otorgado.  No perdonan a otros ni a Dios estas “injusticias” y se vuelven amargos.

Otros en su ingratitud se vuelven orgullos y altivos.  Se olvidan de dónde proceden las bendiciones de las cuales están gozando. Cristo habló de ellos en la historia que relató del fariseo y el pecador que fueron a orar al templo. El fariseo viendo al pecador le da “gracias” a Dios que no es como otros que son pecadores.  Creyéndose ser los autores de su propio bien, como este fariseo, hay aquellos que se enorgullecen.  Creen que su propia fuerza e inteligencia son el origen todo lo que tienen y por lo tanto no agradecen a Dios.  Si es así entonces que hay que agradecer a Dios.  Sin embargo, no se detienen a pensar que si no fuera porque las misericordias de Dios son nuevas cada mañana no estarían gozando de la vida que llevan.

Que tanto se requiere para que uno pierda la salud o el uso de los miembros de su cuerpo.  Solo requiere de contacto con algún virus o algo similar para que uno pierda para siempre la salud.  Solo se necesita de un borracho detrás del volante y estar en el lugar infortunado para que haya una colisión y uno quede paralítico para siempre.  Cosas como estás se dan todos los días y pensamos que si nos va bien es porque nosotros somos los autores de nuestro propio mundo y de nuestro destino y ¿en qué resulta?  En la falta de gratitud que nos aleja de Dios.

Si somos gente “digna de alabanza” o de “admiración” solo es por la misericordia.  ¿Quién nos dio la bendición de nacer en la familia que nos formó, nos dio las oportunidades que tuvimos para avanzar en este mundo, nos permitió vivir en un país donde pudiéramos gozar de oportunidades que a otros se les niegan, o aun de tener lo mucho o lo poco que tenemos?  Solo Dios pero aun así nos lo queremos atribuir nosotros.

Las rutas a la ingratitud son muchas y las consecuencias son numerosas pero no se nos olvide que todas son peligrosas por más inocentes que parezcan.  La única manera de evitar estas trampas es aprender a ser agradecidos aun en lo más mínimo.



[1] “ ‘Ungrateful’ British hubby dumps wife three years after she donates kidney to him.” Indiatoday. http://indiatoday.intoday.in/story/husband-dumps-wife-three-years-after-she-donates-kidney-to-him/1/340358.html. (accesado 15 de febrero de 2014.)

Saturday, October 12, 2013

Por Qué Celebro la Vida y No el Día de los Muertos

                 

Por Qué Celebro la Vida 

y No el Día de los Muertos

¿Ataco o propongo?

Estamos llegando a las fechas en que los Cristianos se empiezan a preocupar por la celebración del día de Halloween y del día de los muertos.  La pregunta obligada es ¿Cómo cristiano participo en estas "costumbres culturales" y permito que mis hijos participen?  La pregunta es buena y la respuesta es necesaria en razón de que la presión para participar se encuentra  más y más fuerte.

Para empezar pensemos sobre lo que los medios de comunicación y las entidades educativas nos están diciendo en cuanto al día de los muertos:  Es una tradición ancestral y por lo tanto como Mexicanos debemos participar.  A la vez estos mismos medios critican la celebración del Halloween porque es una celebración importada y muy comercializada y como Mexicanos debemos conservar nuestras raíces culturales.

Por una parte tienen razón en que lo distintivo del Mexicano se pueda ir perdiendo por la globalización que se está viviendo en nuestros tiempos y en la que muchos distintivos de las distintas culturas se está perdiendo.  La juventud se deja llevar por nuevas ideas porque se ven atractivas sin medir las consecuencias ni entender como el adoptar una nueva costumbre afecta nuestra cosmovisión.

La pregunta entonces es ¿ataco la festividad nada más porque esta mal o propongo una alternativa distinta basada en una nueva manera de pensar?  Creo que como cristianos tenemos la obligación de advertirles a la gente el pecado que existe en celebrar algo que no está de acuerdo con el mensaje bíblico. Sin embargo, a su vez debemos enseñar que es lo que en si nos enseñan las Escrituras en las que se basa toda nuestra fe.

Toda costumbre está fundamentada en una cosmovisión

Para empezar tenemos que entender que toda costumbre es parte de una cosmovisión. Las costumbres, ritos, y diversas prácticas en una cultura derivan de una cosmovisión.  Como tal las prácticas o costumbres tienen un valor ético partiendo de su significado dentro de la cultura donde existen, porque no existen en un vació.  Puede ser que ciertas prácticas que en un tiempo tenían un significado determinado con el paso del tiempo cambien porque la cultura en la que se encuentran cambia o porque la cultura que las adopta le da un nuevo significado.

Pensemos en un ejemplo:  la costumbre de celebrarle los tres años a un niño en la parte central de México. Habiendo nacido en otra parte del territorio Mexicano me ha llamado la atención esta costumbre.  Tengo más de diez años preguntando porque se celebra de manera especial esta edad con una misa especial y luego un banquete sin que nadie me pueda decir por qué.  Tiene que haber una razón en sus raíces pero se ha vuelto costumbre sin significado especial más que como todos lo hacen y lo hicieron mis antepasados lo sigo haciendo.  En este caso tal costumbre carece en la mayoría de los casos significado y parece no ser más que pretexto para festejar.

No así las costumbres del día de los muertos.  Estas costumbres tienen sus raíces en las antiguas culturas de México que en años atrás se mezclaron con las nuevas costumbres impuestas por la religión que impusieron los conquistadores.  El día en si está establecido por la Iglesia Católica Romana pero las costumbres difieren de lugar en lugar dependiendo de las culturas ancestrales que reinaban en la antigüedad en esas regiones.

En sí se celebra el retorno de los fieles difuntos a la tierra de los vivos en ese día especial.  Aunque la creencia varía de lugar en lugar el trasfondo es que en ese día el portal entre el lugar de los muertos y el de los vivos en esta tierra se abre.  Estas costumbres aunadas a las costumbres de Halloween que son costumbres de esta misma celebración pero de la cultura Celta  están basadas en una cosmovisión que no concuerda con las Escrituras.

Enseñanza bíblica sobre los muertos

Según las Escrituras cuando una persona muere va a uno de dos lugares dependiendo de cual era su relación con Dios a la hora de la muerte.  Pero no importando, su estancia en ese lugar es estable.  La persona muerta ya no tiene acceso a este planeta a menos que sea por un milagro específico de Dios.  No hay día en que pueda regresar a visitar a sus seres queridos.

Cuando el hijo de David y Betsabé murió por juicio de Dios, David dijo lo siguiente: "Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver?  Yo no voy a él, mas él no volverá a mí." 2 Samuel 12:23.  En otras palabras no habría un 2 de Noviembre en el cual él podría convivir con su hijo ni su hijo con él. El Señor Jesucristo apoya esta verdad cuando narra la historia del hombre rico y el mendigo Lázaro.  Jesús cuenta que los dos mueren y estando en tormento el rico le dice a Abraham:  "Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama...una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento."  (Lucas 16:22-28).  Si los muertos tienen acceso a este mundo no podría comunicarse el rico con sus hermanos mediante alguna persona que tiene contacto con los muertos o en el día de los muertos.  Lo que está diciendo Jesús es que los muertos ya no tienen contacto con este mundo.

Otra cosa que las Escrituras nos enseñan es que los muertos existen en un estado en que lo que esperan a continuación es el juicio de Dios.  Ya no hay nada que pueden hacer que no hayan hecho en vida.  "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). Esperan la resurrección según haya sido su relación con Dios en esta vida "y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación"
(Juan 5:29).

Como vemos la observancia del Día de los Muertos obedece a una cosmovisión contraria a las Biblia y la revelación que Dios quien conoce todas las cosas nos ha dado.

 Enseñanza sobre ritos de genero religioso

Una vez volvemos a las Escrituras para ver que nos enseñan sobre ritos de genero religioso.  Según la Palabra de Dios no se le debe rendir culto alguno a ninguno sino a Dios.  Este es el mandamiento numero uno en los Diez Mandamientos (Exodo 20:3).  Cristo más adelante lo dice de esta manera: "Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" (Lucas 4:8).

¿Por qué menciono esto en relación a la observancia del Día de los Muertos?  La razón es la siguiente, aunque la gente no dice que adora a los muertos ¿cómo es que observan el día?  Lo hacen con altares y ofrendas.  Altares y ofrendas de esta naturaleza solo se usan en ritos de adoración.  Los altares son los lugares donde se hacen sacrificios o se ofrecen ofrendas a los dioses.  Entonces si ponemos un altar y hacemos una ofrenda floral, alimenticia, de ropa, licor, etc. ¿qué es lo que estamos haciendo?  No es estos una adoración y sólo a Dios se le debe adorar.

Pero dejemos a un lado ese argumento.  Veamos lo que dice Deuteronomio 18:11-12:  "ni encantador, ni adivino, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.  Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti".  No contiendo que se esten consultando a los muertos pero si se dice que ellos regresan y disfrutan de su estancia con sus seres queridos.  La gente va al panteón para convivir con sus seres fallecidos, y si solo se hace por costumbre y no por esta creencia.  La pregunta es ¿por qué entonces escoger este día en que tiene este trasfondo en la mente de muchos y es la creencia popular.  La avivación de estas costumbres constantemente regresa al significado original. ¿He de comprometer mi fe con la participación de una costumbre que va contraria a mi fe en Dios regulada por la Palabra de Dios, la Biblia?

Como hijo de Dios si no creo que los muertos tienen acceso a este mundo y no creo que debo de venerarlos porque sólo Dios merece tal honor entonces por qué participo.


Celebro la Vida

Este año mi padre falleció.  Mi esperanza es que él esta en la presencia de su amado Señor.  "Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor" (2 Corintios 5:8). Ese fue su deseo y ese según las Escrituras fue su suerte porque puso su confianza enteramente en la obra salvadora del Señor Jesucristo.  (Juan 3:36).  Él está gozando de la vida, una vida plena con su Señor.

En vez de celebrar la muerte de mi madre, padre, y hermanos difuntos escojo celebrar la vida porque mi Dios es un Dios de vivos y no de muertos. "Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos." (Marcos 12:27).



Thursday, April 4, 2013

Una Razon para Dar Gratitud


Una de las razones Para agradecer a Dios es por su presencia. En el Salmo 75:1 nos dice que debemos estar agradecidos porque él esta cerca. ¨¨Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, Pues cercano está tu nombre; Los hombres cuentan tus maravillas.¨ ( RVR60). el creyente esto tiene un significado muy distinto que para el incrédulo.
Para el creyente la cercania de Dios incluye sunpresencia en su vida. Para el Dios no esta cerca como una presencia exterior, como un amigo que viaja al lado nuestro en el camino de la vida. La trinidad en su plenitud mora en el (versiculos). Cristo dice en Juan XX estare con vosotros y estare en vosotros.
Para el incrédulo, y aquí incluimos a los que profesan creer en Dios pero que son incrédulos en el sentido en que no le ha creído a Dios lo que el ha revelado acerca de si mismo
Su presencia, nos podremos imaginar que seria vivir sin la cercanía de la presencia de Dios. Piense en el grito de Jesus en la cruz, Dios mío, dios mío por que me has desamparado? Aun el inconverso no sabe lo que es vivir separado de Dios. Aun aquí en esta tierra vive con la presencia de Dios, no en su vida, pero sí en su derredor. Goza de la gracia común. El vivir separado de Dios será el infierno (1 tes. ?)
Por lo tanto, cuanto mas nosotros que nos decimos ser portadores de la naturaleza divina casa de Dios, y templos del espíritu santo, no deberíamos agradecerle a Dios la manifestación de su gracia.
Seremos tan merecedores de la presencia de Dios en nuestras vidas que no le agradecemos el hecho de que se haya dignado morar en nosotros. Imaginese por un momento que la reina de Inglaterra decidiera visitar su país y al estar concretando los planes para su visita le dijera al mandatario de su país. "Le agradezco mucho los planes y preparativos que han hecho para hospedarme en su residencia, pero tengo planes de quedarme con Juan Perez. Hace algunos años vino a verme al palacio de Buckingham y me invito para quedarme en su casa cuando fuera a visitar su país. Cómo podré decirle que no podré hospedarme con el si con tanta insistencia y amabilidad me invitó. Cree usted por u. Momento que un dignatario de esa estatura se dignara llegar a su casa y decidiera quedarse el resto de su vida.? Ni por un momento! Entonces por que nonos causa asombro que el Dios del universo se dignara hacer de su cuerpo no solo su morada sino su templo? Piensa usted por un momento que su vida, su cuerpo, que usted usa para hacer cosas que a el no le agradan, que lo usa para ir a sitios que dudablemente le placería estar a Dios, es un lugar digno de la majestad eterna, del Dios santo creador de toda hermosura, del cielo?
Entonces por que se ha humillado Dios a vivir en usted. La unica explicación que las escrituras nos dan es porque el en su gracia desea compartir su presencia con nosotros. Desde el principio, en Edén, Dios se acercó al hombre y se paseaba con el en lo fresco del día. Aun en su estado perfecto Se lo merecía el hombre? Como? Si era un ser creado por Dios ! Era polvo! Que tenia el, aun cuando era la corona de la creación, para recomendarlo con el Ser perfecto en todos sus atributos, el eterno, el todopoderoso, que no necesita de nada fuera de si mismo para mantenerse satisfecho? Si Adan, en su perfección no era digno, ¿quienes somos nosotros?
No sera entonces eso motivo suficiente para agradecerle a Dios su presencia y cercanía a nosotros aún cuando no exista ningún otro beneficio recibido de él.
¿ Que pasara, o que consecuencias se vivirán si vivimos desagradecidos con Dios y no le agradecemos su presencia y cercanía?

Sunday, March 17, 2013

El Sacrificio de Cristo


Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: 
Elí, Elí, ¿lama sabactani? 
Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 
(Mat 27:46)

La siguiente porcion escrita por Russell Bradely Jones tomado de su libro Oro de Golgota  (Gold from Golgotha) publicado en 1945 por Moody Press  en su cuarto capítulo me fue de bendición y lo comparto con ustedes para su propia reflexión.  

Me disculpo de antemano que la traducción ha sido rápida por falta de tiempo pero creo que el mensaje se ha de entender y espero si Dios me da tiempo algún día revisarlo con más atención.  Así es que habiendo dicho esto prosigamos.

I. El Sacrificio de Cristo

Estamos en terreno seguro cuando decimos que esta cuarta palabra desde la cruz nos permite penetrar de la mejor manera en el sacrificio que Jesús hizo por los pecadores.  El se sumergió en el mero corazón de las "tinieblas de afuera".  Su terrible agonía corporal fue escondida de los ojos profanos.  Nadie miro las convulsiones físicas del sufrimiento vicario.  Pero su grito huérfano nos dice todo lo que necesitamos saber.

Por una parte nos dice algo sobre la distancia que el viajó para salvar al hombre.

Los escritores inspirados nos aseguran que este Salvador comenzó su jornada en busca de los perdidos --  dese el trono celestial mismo, y él no alcanzó su necesidad y la mía ¡hasta que llegó al lugar de desamparo divino!  Sólo allí, en la oscuridad externa del olvido de Dios, pudo el Viajero Celestial alcanzar su destino final.  Todo el tiempo Él estuvo consciente que ese era su destino.  Deliberadamente el partió hacia esa meta.  El no fue sorprendido, ni se volvió de un camino derecho que le guiaba del trono al pozo.

La Palabra declara esta verdad de muchas maneras.  Es tan importante que no debe pasarse por alto ni mal interpretarse.

En la ceremonia levítica, cada israelita había visto el pecado del pueblo simbólicamente puesto en la cabeza del macho cabrío expiatorio que después era arriado al desierto desolado.  Ese era un cuadro del Salvador cargando los pecados del mundo al olvido agonizante de la condenación de la divina justicia.  ¡Jesús es nuestro macho cabrío expiatorio!

En el evangelio según San Lucas hay una hermosa historia del Buen Pastor buscando la oveja perdida.  No muchos de nosotros vemos en este cuadro más que el Pastor regresando con la oveja maltratada en sus hombros.  Pero el punto culminante de la parábola es el punto donde Él encontró la oveja.  Ese fue el lugar del cuerpo maltratado y sangriento del Pastor.

Pero nadie de los redimidos nunca supo
Cuan profundas aguas fueron las que se cruzaron
Ni que tan oscura la noche
Que el Señor atravesó
Antes que encontrara Su oveja que había perdido.
- Elizbeth C Clephane. (Traducido)

Pablo en Filipenses 2:5-8 nos presenta un cuadro de esta jornada.  De acuerdo a la traducción Weymouth:  "Desde el principio Él tenía la naturaleza de Dios.  Aun así Él no consideró su igualdad con Dios como cosa de la cual el se debía aferrar.  No, el se despojó a si mismo de Su gloria, y tomo sobre si la naturaleza de un siervo al hacerse hombre como otros hombres.  Y siendo reconocido como verdaderamente hombre, Él se humilló a si mismo y se dignó morir y aun siendo muerte de cruz." (traducción mía)

Puede ser que II Corintios 5:21 lo hace aun más gráfico.  "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."  Los que conocen de retórica nos dicen que "por nosotros lo hizo pecado"  es una figura de dicción llamada una metonimia.  El significado no es que lo hizo ser un sacrificio por el pecado, ni un pecador, sino el representante del pecado.  Como explica Vincent, "Sobre él, de manera colectiva cayeron las consecuencias del pecado en su sufrimiento de 'tal contradicción de pecadores contra sí mismo,' "  (Heb 12:3) (Vea Word Studies in the New Testament, Vol. III, p. 321)

Pero  no perdamos de vista el significado de ese versículo.

Nombre sus pecados uno por uno:  fornicación -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Inmundicia -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Lascivia -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Idolatría, hechicerías, enemistades, contienda, celos, iras, disensiones, divisiones, partidos, envidias, borracheras, orgías, y tales cosas -- Dios hizo de Jesús el representante de eso y ¡lo aplastó!  Tal declaración deja la mente exhausta.  Piense en reunir todo el pecado de la humanidad en un sólo montón.  ¡Que horrenda masa de maldad! Jesús descendió para representar esa masa horrenda para que Dios la pudiera borrar en una condenación comprensiva y suficiente.  Y nunca se nos olvide que no fue suyo propio, sino la masa de corrupción tuya y mía con la cual él mismo se identificó y por la cual sufrió.  No es de sorprenderse entonces que salió tal grito por sentir el desamparo divino en ese sacrificio.  Él no tenía obligación de hacerlo.  Él sólo lo hizo por amor a nosotros.
A medida que Jesús viajaba por la tierra, extendió una invitación amplia a los pecadores, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mat 11:28)
¡Vengan publicanos! ¡Vengan prostitutas! ¡Vengan blasfemos! ¡Vengan homicidas! ¡Vengan pecadores! “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” (Juan 6:37).   "

"¿Quiso Jesús decir que él personalmente sufriría toda la agonía que ellos merecerían en el castigo de sus pecados?  ¿Quiso él significar que él mismo soportaría la tarea humanamente imposible de sufrir una infinita carga de pena en un período finito de tiempo?" (Chirst Crucified de Schilder.)  ¿Quiso él decir que él sufriría el castigo eterno por la culpa de todos los pecadores en el tiempo comprimido de la cruz?  ¡Sí, eso fue lo que quiso decir!  De la misma manera en que la justicia exigía que ellos sufrieran hasta el fin de la eternidad, ahora demandaba que él sufriera la infinita carga de agonía.  Ser desamparado por ]Dios describe esa pean infinita.  Cuando el gritó, "Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado?  Mi infierno, y su infierno estimado lector, todos los infiernos de todos los pecadores culpables estaban quemando su fuego sobre él.  Él pagó el precio, no por si mismo, sino por cada uno de nosotros de manera individual, personal, y en particular.




No los clavos, sino su maravilloso amor por mi,
Mantuvo a mi Señor en la Cruz del Calvario
¿Qué poder pudo detenerlo allí --
Todo mi pecado y vergüenza para cargar?
No los clavos, sino su maravilloso amor por mi. 
Autor Anonimo


II. El Tormento del Infierno

Un ministro en una ocasión estaba predicándole a un a congregación de pescadores ingleses.  Su tema era la Justificación y él estaba intentando que quedara claro y se entendiera la obra de Cristo en la cruz.  Hizo una pregunta, "Ahora, podrá alguien decirme en sus propias palabras, ¿Qué fue lo que el Señor Jesús hizo en la cruz?"  Un pescador viejo, con lagrimas en sus ojos, miró al predicador y le contestó, "Hizo un intercambio conmigo."


Si, una vez el grito solitario de Emanuel ha sacudido el universo -- 
Subió solo, sin echo, "Mi Dios he sido desamparado"
Subió de los labios del Santo rodeado de su creación perdida
Entre aquellos de los perdidos, ningún hijo debería usar esas palabras de desolación.
Elizabeth Barrett Browning

En la agonía de Jesús, entonces tenemos una indicación gráfica de la naturaleza del tormento del infierno.  Si él estuvo allí en mi lugar, como mi representante, obrando a mi favor, entonces la agonía que el aguantó en el proceso sustitucionario es la agonía que yo debo soportar en el infierno si rehusó que el me sustituya.  Sus dolores, su grito de soledad, su agonizante pregunta desde la cruz son, después de todo, las manifestaciones proféticas de lo que les aguarda a los pecadores destinados a la condenación eterna de su culpa a la que no han renunciado.

Será entonces para nosotros de interés ver este tormento, no en un espíritu de curiosidad morbosa, sino para que seamos advertidos de lo que significa rechazar el medio de escape que él nos ofrece de todo esto. Es muy probable que él permitió que ese grito escapara de sus labios con este mismo propósito.

El sufrimiento físico de la cruz sólo era un símbolo de algo peor. La oscuridad puede ser que haya sido enviada para esconder esto con el fin de que nadie se equivocara en pensar que el sufrimiento físico era toda la agonía que se había de sufrir por el pago del pecado.

Visto del punto de ventaja de lo que sufría Cristo, el tormento del infierno tiene dos aspectos:

La primer aspecto de su tormento se ve sugerido en el grito del Salvador, "¿Por qué?"  Por qué es el enigma de una situación sin esperanza.  Es la pregunta de un corazón confuso.  Es la indicación que problemas insuperables envuelven a la mente.  La mentalidad no puede ver a través del laberinto.  Aquella parte de la personalidad que controla la acción, el sentimiento, el deseo, se ve desorganizado y la pregunta para siempre sigue sin contestar.  Ninguna voz del cielo o de la tierra se ofrece para desenredar la maraña.  La existencia ha de existir por siempre siendo un enigma que no se resuelve, como una pesadilla atormentadora que nunca encuentra el alivio de una amanecer refrescante.  Esa es una parte del infierno que los no salvos tendrán que sufrir.  Jesús quiere que lo veamos.  Por esta razón lanza su enigmático "¿por qué? contra el cielo endurecido.  Nada ocurre más que el echo  -- ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?

El tormento de mental es mucho más serio que la agonía física y hay abundancia de comprobaciones que una mente cansada, distraída, desorganizada es una de las consecuencias del pecado.  Los psicólogos descubrieron eso hace mucho tiempo. 

El segundo aspecto de la agonía del infierno que aquí se demuestra se ha de ver en las palabra del Señor "desamparado".  Desamparado es una de las palabras más tristes en cualquier idioma.  En el griego se compone de tres palabras: dejar, significando abandonar; abajo, sugiriendo derrota o impotencia; y en, refiriéndose al lugar o circunstancia.  "El significado total de la palabra es el acto de abandonar a una persona en un estado de derrota o impotencia en medio de circunstancias hostiles." (Bypaths in the Greek New Testament, por Kenneth S. Wuest, p.87)

Durante todo su ministerio Jesús había sabido lo que era ser desamparado.  Muy temprano los miembros de su familia lo dejaron,  Nazaret, su pueblo de nacimiento, lo abandonó. La nación que él vino a salvar lo desamparó, En la cruz, sus discípulos lo abandonaron.  En cada instancia él podía ir en busca de la tierna, sanadora comunión de su Padre celestial.  En cada instancia -- ¡hasta ahora!  Ahora, Dios se aleja de él.  Retira la luz del sol.  Retiene su consejo amante.  Le niega su presencia.  No me pida que lo explique.  No puedo.  Es un misterio.



Por continuar


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